Los Papas que han guiado a la Iglesia desde 1900 hasta hoy también tenían sus vicios, aficiones y virtudes. Es interesante conocerles a través del libro Anonymus “Anche in Vaticano…” (Editrice Ancora), porque se descubren anécdotas realmente inéditas sobre cómo los pontífices pasaban su tiempo libre. Conoce algunos de ellos en este artículo.
1León XIII y la caza
León XIII (Gioacchino Pecci) era apasionado del latín, pero también de los paseos y la caza, hobby que mantuvo en los primeros años de su pontificado, hasta el punto de que había hecho instalar en los Jardines Vaticanos una trampa para capturar aves vivas, típica del norte de Italia. Hay que decir que las aves, una vez capturadas, eran liberadas por el propio Pontífice.
2Benedicto XV y la puntualidad
A Benedicto XV (Giacomo Della Chiesa), le gustaban las heráldicas y era puntualísimo. A sus personas cercanas les regalaba relojes diciendo: "Ten, así ya no tienes excusa para llegar tarde".
3Pío IX y el violoncelo
Pío IX (Giovanni Maria Mastai Ferretti), además de ser un virtuoso violoncelista, era un cazador apasionado: hacía acopio de liebres y faisanes en los cotos vaticanos en cuanto se liberaba del protocolo. Además, según algunas anécdotas, gustaba de los puros y de jugar a las cartas.
4Pío X y la música
Cuando alguien preguntaba a Pío X (Giuseppe Sarto) “¿cómo está su Santidad”, éste respondía: “Como un Papa”.
Pío X, a partir de su pasión por la música, dio un notable impulso a la música sacra y a la liturgia.
El Papa Pío XI (Achille Ratti) fue un apasionado alpinista; incluso mejor que Juan Pablo II: escaló varias cumbres alpinas y fue el primero, el 31 de junio de 1889, en coronar la cima del Monte Rosa por su pared oriental.
Pío XII (Eugenio Pacelli), cuando no se dedicaba a su colección de códices miniados, tocaba el violín o cuidaba de sus amados loros, que tenía libres en su despacho. Eran dos papagallos de la Selva, a los que hizo embalsamar cuando murieron.
7El Papa bueno y "caminante"
Juan XXIII (Angelo Giuseppe Roncalli), conocido como el Papa bueno o el párroco del mundo, tenía siempre “una palabra de comunión y de esperanza para todos”. Acostumbraba a salir del Vaticano para ir a visitar enfermos, encarcelados, parroquias romanas, y para ir a los Santuarios de Asís y de Loreto.
Los romanos le llamaban con afecto “san Juan extramuros” y algunos, en referencia a la etiqueta de un conocido whisky, le llamaban “Johnny Walker” (Juan el Caminante), pues walk en inglés significa caminar, actividad que privilegió para entrar en contacto con el prójimo más necesitado.
Juan Pablo I (Albino Luciani), cuyo pontificado duró solo 33 días por su repentina muerte, cuando se levantaba por la mañana abría él mismo las ventanas de su dormitorio para que entraran el aire y el sol. En sus momentos de libertad se dedicaba a jugar a los bolos.
Pablo VI (Giovanni Battista Montini) no solo era un gran amante de la pintura y las artes figurativas, pero era un tal experto en matemáticas que lograba crear complicabas combinaciones de números sucesivos que se utilizaban después en los mensajes cifrados que la Santa Sede enviaba a los nuncios de todo el mundo.
A pesar de su figura hierática y aparentemente desapasionada, Montini era un volcán. Como un niño, él que era el Soberano de la Iglesia, coleccionaba autógrafos de personas famosas. En la insólita colección pontificia figuran Giosuè Carducci, Benito Mussolini, Trilussa, Gabriele D’Annunzio, León Tolstoi, pero también una carta de Totò. Todos esos documentos se conservan hoy en la Biblioteca vaticana.
Hombre de acción, portero de fútbol en su juventud y buen esquiador: Juan Pablo II (Karol Wojtyla).
La montaña era una pasión absoluta que, una vez, compartió entre los flashes de los fotógrafos, con Sandro Pertini, que fue séptimo presidente de la República Italiana. Poco después de su elección pidió que se le construyera una piscina en Castelgandolfo, que puso a disposición de todo el personal. A quien le objetaba que dicha acción era tirar el dinero, respondía irónico: "Bastante menos del que se gasta para elegir a un Pontífice".
11Papa Benedicto XVI, su amor por los gatos y el piano
Del Papa Benedicto XVI (Joseph Ratzinger) se sabe que le encantaban los gatos, que bebía naranjada (tanto al comer como al cenar) y que escuchaba con gran emoción a Mozart y Beethoven.
Sin embargo, también tocaba el piano muy bien. Una vez dijo: "Doy gracias a Dios por haberme puesto al lado la música casi como compañera de viaje, que siempre me ha dado consuelo y alegría". Nunca ha hecho deporte ni apoyado a equipos de fútbol.