Campaña de Cuaresma 2025
Este contenido es gratuito, como todos nuestros artículos.
Apóyanos con un donativo y permítenos seguir llegando a millones de lectores.
Cuando el celular llegó al mercado, muchos se entusiasmaron con las posibilidades que ofrecía y lo contemplaron con asombro y admiración. En aquel momento, se veía como una herramienta que cambiaría el mundo, haciendo la vida más fácil para todos y ayudando a todos a alcanzar una mayor felicidad aquí en la tierra, ¿pero será posible que sea un pecado dedicarle mucho tiempo?
Muchos siguen pensando lo mismo, pero cada vez son más los que ven los efectos secundarios negativos del uso excesivo de los smartphones. Los teléfonos inteligentes son extremadamente adictivos y es difícil dejarlos de lado durante más de unos segundos.
Muchos de nosotros no podemos ir a ninguna parte sin él. Desde un punto de vista espiritual, ¿es pecado ser adicto al smartphone? ¿O es simplemente "un pasatiempo y un juego" como los que menciona san Francisco de Sales en el capítulo 31 de su Introducción a la Vida Devota?
El entretenimiento y san Francisco de Sales

En cierto modo, utilizar un smartphone puede calificarse de "entretenimiento". Contiene muchas aplicaciones que permiten relajarse. Sin embargo, llega un momento en que el uso excesivo de un smartphone empieza a ser contraproducente. San Francisco de Sales escribió sobre el peligro de dedicar demasiado tiempo al entretenimiento:
"Debemos guardarnos del exceso, ya sea en el tiempo que le dedicamos o en el precio que pagamos por él. Porque si uno pasa demasiado tiempo en ello, ya no es una recreación, sino una ocupación; uno no relaja ni la mente ni el cuerpo, y por el contrario uno aturde y abruma a ambos".

¿Tiene el smartphone nuestro corazón?
Continúa explicando que lo peor que podemos hacer es entregar nuestro corazón a tales entretenimientos. "Tened cuidado de no apasionaros con todo esto; porque, por muy honesta que sea una recreación, es un vicio apegarle el corazón y el afecto. No digo que no nos complazcamos en el juego mientras jugamos: pues de otro modo no nos recrearíamos; pero sí que no pongamos en ello demasiado deseo, afán y fuego".
¿Tiene nuestro smartphone nuestro corazón? ¿O nos distrae de nuestras tareas en el trabajo o en casa? ¿Preferimos estar con nuestro smartphone o sentados en un banco para la misa dominical? Un buen examen de conciencia en esta víspera de Cuaresma. Dios no nos dio el mandamiento: "No usarás demasiado tu smartphone", pero sí nos dio la capacidad de razonar y a la Iglesia para guiarnos. La próxima vez que vayas a confesarte, no dudes en hablar con el sacerdote sobre tu apego al teléfono. Él podrá ayudarte a discernir si es pecado o no.

