Campaña de Cuaresma 2025
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"Soy una persona cartesiana. Para mí '1+1 =2' y así es como funciona la vida". O mejor dicho, funcionaba. Laurent, de 30 años, se prepara para bautizarse, en Francia, el 19 de abril, junto con otros siete catecúmenos. Sigue siendo cartesiano, pero a su fórmula matemática se ha añadido una nueva incógnita. "1+1 puede ser 3", admite con una sonrisa.
Directivo de Orange, encargado del despliegue de la fibra, Dios se abrió paso en el corazón de Laurent con la llegada de su hijo Louis, de 2 años, que tuvo con su pareja desde hacía 16 años. "El nacimiento de un hijo cambia muchas cosas", confiesa.
"Antes de que naciera mi hijo, tenía poca o ninguna fe; era algo que me echaba para atrás. Pero mi vida cambió por completo cuando nació Louis, ¡y de repente me encontré con otras responsabilidades además del trabajo! A partir de ahora, somos responsables de nuestras almas, de cuidar de Louis y de ayudarle a crecer en todos los sentidos de la palabra".
Un nacimiento que hizo reflexionar a Laurent sobre el sentido de la vida, la muerte y, sobre todo, los valores que quería inculcar a su hijo. "Mi padre es protestante, mi madre católica, por eso no me bautizaron de niño, mis padres querían dejarme la elección a mí, dejarme ser libre", prosigue el joven padre. De común acuerdo con su pareja, que había sido bautizada de niña pero no era católica practicante, decidió pedir el bautismo para Louis… pero también para él.
"Me orienté naturalmente hacia la Iglesia católica, ya que era la religión que más me atraía", explica. "Querer pedir el bautismo de nuestro hijo también me puso en movimiento, me llevó a mis límites, a mis preguntas, y sentí en el fondo la necesidad de echar raíces, y eran estas raíces las que quería alimentar para mí y para mi hijo".

Cuando empezó su catecumenado de dos años, en 2023, Laurent admite que el tiempo le pareció largo. "Pero en realidad, en absoluto. Estos dos años me han permitido integrar las cosas poco a poco, a mi ritmo, y progresar. Nos reuníamos con el equipo parroquial y los catecúmenos una vez al mes, durante dos horas, para compartir sobre diversos temas de la vida cristiana; el intercambio era libre y siempre muy enriquecedor", prosigue.
"Como completo neófito, me sorprendió gratamente la acogida y la indulgencia de las personas presentes para acompañarnos en este camino, que siempre escuchan con atención y sin juzgar. Este proceso me ha permitido descubrir y encontrar respuestas a mis preguntas sobre la fe".
"Me atrajo la libertad que ofrece la religión católica"
Sobre todo, descubrió una religión de libertad. "Lo que me encantó de mi preparación fue la libertad", continúa Laurent. "Descubrí una Iglesia en absoluto cerrada, sino abierta al mundo. Ya fueran sacerdotes, diáconos, compañeros o fieles, conocí a personas extremadamente abiertas, brillantes y alegres. Nuestros intercambios eran todos muy libres, sin tabúes".
El joven padre prosigue: "Me atrajo la libertad que ofrece la religión católica, ¡la libertad a la que nos llama Cristo! Una libertad que Laurent piensa seguir demostrando después de su bautismo. "Mucha gente se resiste a llamar, a echar un vistazo o a informarse: solo se tarda una hora, más o menos. Esa hora no cuesta nada, pero puede aportar mucho.


