El futbolista senegalés, estrella del Liverpool, no ha olvidado quién hizo posible que él cumpliera su sueño
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Sadio Mané es uno de los futbolistas más conocidos de la Premier League del Reino Unido. Es delantero del Liverpool FC, goleador y es tal el peligro que crea con su juego que lo apodaron “el demonio”. Por su traspaso el Liverpool pagó la friolera de 34 millones de euros en 2016.
Pues bien, ese “demonio” está haciendo que su país de origen reciba una ayuda inestimable.
Y es que Sadio, nacido en Sédhiou (Senegal) hace 28 años, dedica una parte importante de sus ingresos a ayudar a las gentes del pueblo y del área donde nació.
La aldea reunió el dinero que necesitaba
Sadio no ha olvidado el gesto de apoyo que hizo posible su sueño: su aldea contribuyó con dinero para que él pudiera ir a Dakar y probar suerte en las pruebas de selección de niños que jugaban al fútbol.
“Mi tío fue la mejor ayuda que tuve de niño pero no la única”, ha recordado Sadio.
Así es como un oteador se dio cuenta del talento del pequeño y Sadio pudo viajar a Europa y convertirse en el fubolista de élite que es hoy, después de participar en los Juegos Olímpicos de Londres y haber sido nominado a Balón de Oro en 2019.
Sadio sorprende porque ha emprendido la construcción de escuelas y centros deportivos en Senegal, y da ayudas económicas a cientos de familias. Comenta que no pierde el tiempo ni en discotecas ni jugando horas y horas a la Play Station.
“¿Para qué quiero 20 relojes con diamantes?”
Esto responde a su estilo de vida: “¿Para qué quiero 10 ferraris o 20 relojes con diamantes?”, manifestó recientemente. “¿Qué haría eso por el mundo? Yo pasé hambre, trabajé en el campo, jugué descalzo y no fui al colegio. Hoy puedo ayudar a la gente.”
“Prefiero -explicó el joven delantero- construir escuelas y dar comida o ropa a la gente pobre. Viví en una pobreza extrema”. Y parece que está dispuesto a volcarse en los demás, con unos gestos que asombran a los “hinchas” de su equipo y a miles de seguidores del fútbol.
70 euros mensuales a familias
Sadio afirma: “Hoy con lo que gano puedo ayudar a la gente. Prefiero construir escuelas, un estadio, proporcionar ropa, zapatos y alimentos para personas en extrema pobreza. Además, doy 70 euros al mes a todas las personas en una región de Senegal para contribuir a la economía familiar.”
“Que los niños no tengan las necesidades que yo pasé”
Esta actitud, junto con el hecho de poder trabajar en lo que más le apasiona y dar lo mejor de sí sobre el campo de césped, le da sentido a su estilo de vida, muy chocante en comparación con otros jugadores que viven como nuevos ricos: “Lo más importante para mí es ver a mi pueblo salir de la pobreza y que los niños que viven ahí no tengan las necesidades que yo pasé. Al verlos felices a ellos, yo también me siento feliz.”
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