Campaña de Cuaresma 2025
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Hay cientos, miles, millones de personas que no saben como afrontar las emociones negativas, como el miedo, la ira, los celos o el desamor; personas que no saben qué hacer cuando se quedan a solas.
Y es que quedarse a solas es darse cuenta de que se puede pensar. Quien no ha aprendido a pensar, a reflexionar , a conocer sobre su propia naturaleza cuando hay que entrar al silencio, siempre huirá.
Pensar estando a solas es descubrir que se es feliz o descubrir que se es miserable. El que no sabe pensar es porque no sabe estar a solas.

San Ignacio y la soledad que lo transformó
San Ignacio de Loyola también vivió la soledad y el silencio. Este hombre, de profesión soldado, amante de lo mundano, casi pierde la vida en una guerra. De un momento a otro, se vio obligado a estar a solas con él mismo como nunca antes lo había hecho.
Confinado en una habitación aprendió a pensar. En esa habitación se vio forzado a leer para matar las horas, pero también Dios le devolvió la salud mental, y por lo mismo, la paz del corazón y el alma.
Oración
Esta oración fue escrita por el mismo san Ignacio:
“Oh Cristo Jesús, cuando todo es oscuridad y sentimos nuestra debilidad e impotencia, danos el sentido de tu presencia, tu amor y tu fuerza.
Ayúdanos a tener una confianza perfecta en tu amor protector y poder fortalecedor, para que nada nos asuste o inquiete, pues viviendo cerca de ti, veremos tu mano, tu propósito, tu voluntad a través de todas las cosas”.
Amén.
Repite esta oración en momentos de enfermedad, dolor o angustia existencial para mantener la valentía, entereza y la paz en medio de las pruebas. Cristo se llevará todos tus miedos, dolores, cargas y sentimientos.


