En septiembre se cumplen 100 años del naufragio del trasatlántico español Valbanera, tragedia en la que fallecieron 488 personas, en su mayoría emigrantes españoles, en especial canarios.
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Morir en las aguas emigrando… Hoy centroamericanos, ayer españoles. La imagen del padre y la niña salvadoreños queriendo llegar a Estados Unidos fallecidos en el Río Bravo dio la vuelta al mundo. Como informamos en Aleteia, al menos 376 personas fallecieron en 2018 intentando cruzar a Estados Unidos desde México. Son escenas cotidianas de un drama que lleva décadas, y que tiene algunos antecedentes incluso centenarios.
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En septiembre se cumplen 100 años del naufragio del trasatlántico español Valbanera, tragedia en la que fallecieron 488 personas, en su mayoría emigrantes españoles, en especial canarios. Fue la segunda gran tragedia de la Compañía Naviera Pinillos, tres años después del hundimiento del Príncipe de Asturias.
El Valbanera era un inmenso buque con capacidad para 1200 personas, pero se sabía que en algunos viajes habían embarcado 1600. Hace exactamente cien años, previo al viaje del naufragio, por estos días de julio, se sabe que transportaba esa cantidad y que hubo una epidemia de gripe que hizo que se arrojaran los cuerpos al mar.
Las condiciones de hacinamiento con las que migraban aquellos esperanzados europeos podían llegar a ser paupérrimas, y no solo en este buque. Como el Valbanera, otros buques como el Paraná, organizaban a los viajantes en cuatro categorías: primera clase, segunda clase, tercera clase, y una última clase, con peores condiciones y comodidades, la más económica, denominada “Categoría Emigrante”.
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Hasta hace muy poco teníamos sobrevivientes de aquellos viajes, los abuelos y bisabuelos de las actuales generaciones de americanos descendientes de europeos.
En aquellos primeros años del siglo XX el destino para muchos españoles era Cuba, México, y también Argentina, Brasil, Uruguay, y Venezuela. Migrantes gallegos, canarios, andaluces…En general clase media española, personas que en su gran mayoría luego hicieron muy bien a sus países receptores, llevando progreso, ideas, ganas de trabajar, de emprender, generando trabajo. Nadie les dijo “No” en la entrada. La situación en, casos como Cuba y Venezuela, se ha invertido por completo apenas cien años después.
Hace cien años fallecían a bordo del Valbanera cientos de migrantes españoles en las aguas del mar caribe que viajaban quizá con la misma ilusión que este papá y esta niña salvadoreña fallecidos en el Río Bravo. El destino fue el mismo, terminar ahogados sin llegar a ese destino.
La categoría de viaje “Emigrante” sigue siendo la más riesgosa. Una categoría que no conoce de nacionalidades.
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