Carlos Galli conoce bien a Jorge Mario Bergoglio. No sólo fue su pastor, como arzobispo de la capital argentina. Compartió con él la aventura de Aparecida, la asamblea de obispos latinoamericanos de 2007 en Brasil. Colaboró en la redacción del documento final, un texto de influencia determinante en el futuro Papa. En entrevista con el Vatican Insider, el teólogo argentino respondió a diversas críticas lanzadas contra Francisco y constató: “Muchos de quienes critican ni siquiera lo han leído”.
En varias ocasiones usted ha dicho que el Papa es “popular” pero no “populista”, ¿a qué se refiere?
El término populista está cargado de una connotación negativa, ideológica. Cuando digo que el Papa es popular quiero explicar que él pertenece, ama y sirve al pueblo de Dios. Popular es del pueblo de Dios, que es la Iglesia. Segundo: Él ama a las personas que viven en pueblos, ama a los pueblos, a ellos se dirige. Quiere la paz, la inclusión de los pobres, el trato a todas las personas conforme a la dignidad humana, congenia con los anhelos y las esperanzas de los pueblos. Es un Papa de los pueblos como se ve en los viajes, establece una comunicación directa a través de las palabras y de los gestos. Es un Papa que besa a los niños, abraza a los enfermos, bendice a todos, que expresa el afecto a la gente concreta, al pueblo común, con la cultura afectiva y gestual que tenemos los latinoamericanos.
¿Qué distancia a Francisco del populismo?
Los populismos políticos tienden a manipular a los pueblos poniéndolos al servicio de intereses individuales, sectoriales, partidarios e ideológicos. El Papa no trata a los pueblos como objetos para ser manipulados, los respeta en su condición de sujetos. Considera que la Iglesia, el pueblo de Dios en su conjunto, es el sujeto de la fe, de la santidad, de la evangelización. Cuando pide “recen por mi” está reconociendo que la oración del otro, de los otros, del pueblo sencillo, colabora a sostener el ministerio de un pastor, en este caso del obispo de Roma. Al mismo tiempo respeta la subjetividad de los pueblos, la autonomía de lo secular propio de una sociedad plural.
Al Papa también lo acusan de demagogo, ¿no?
Una actitud típica del populismo, además de tender a manipular a los sujetos como objetos, es una retórica simplista y demagógica que busca exaltar. El Papa tiene un discurso simple porque quiere predicar el evangelio con la sencillez con la cual lo hizo Jesús. Pero, al mismo tiempo, tiene un discurso complejo, rico en matices, en colores. Basta ver una de sus catequesis de los miércoles para advertir cómo, de una sola palabra extrae cinco o seis aspectos que enriquecen el misterio de fe. Esto es todo lo contrario a una retórica simplificadora, él habla con la gramática de la simplicidad porque quiere llegar a todos y ser comprendido.
¿La sencillez no puede confundirse con un “abaratar” la importancia del mensaje?
Decir que el Papa Francisco es superficial es no conocerlo y no leerlo. Existe gente que habla por lo que ve y no por lo que escucha o por lo que lee. Un gran problema que tiene el Papa es que la gente que opina de él no lo lee. Si lo leyeran un poco más verían la riqueza de su expresión y su mensaje.
Al insistir en la cercanía de los pastores con el pueblo, ¿el Papa está empujando a la Iglesia a volver a su “primer amor”, como actuaba Jesús?
La relación de Jesús con el pueblo está en los cuatro evangelios. Él no habló sólo con personas tomadas individualmente, como Zaqueo o la samaritana, se comunicó con la gente reunida en multitud. En la vida pastoral no hay que elegir: trabajo con las personas, trabajo con las comunidades o con las muchedumbres. Hay que hacer pastoral con todos y el ser humano es persona en pueblos. Los sacerdotes, los obispos y los Papas, a lo largo del siglo XX, antes y después del Concilio Vaticano II crecieron en un contacto directo con la gente. Pero la noción de Iglesia como pueblo de Dios, que es la más antigua en la Biblia y está en toda la tradición cristiana, fue debilitada o marginada en documentos del magisterio pontificio después de 1985. El Papa Francisco la vuelve a poner en el centro porque es bíblica y es fiel al Concilio.
¿A qué se refiere el Papa cuando califica al pueblo de “categoría mítica”?
Pueblo puede tener dos significados, uno civil y otro teológico. La Iglesia es el pueblo de Dios, es un pueblo “sui generis”, es el cuerpo eclesial en la historia. Francisco habla de “categoría mítica” e “histórica” para referirse a los pueblos civiles: el italiano, el filipino, el argentino. Quiere decir que no es una categoría fácilmente comprensible para las ciencias sociales, tiene un trasfondo simbólico, afectivo y no solo conceptual. El pueblo persiste en la historia y es central en la vida cotidiana de la gente. Siempre la identidad surge de ser parte de una comunidad. Hay gente que le tiene terror a hablar de muchos, o de muchedumbres, porque tiene una visión individual o individualista de la persona y de la sociedad. El Papa no le tiene miedo a eso.
¿Será que el extendido individualismo moderno genera que cuando el Papa insiste en el pueblo se levanten tantas polémicas? ¿Será que no se le entiende en realidad?
Esto lleva a otros temas como: ¿por qué hay resistencias al pontificado del Papa Francisco? Pero es muy vasto. No creo que sea sólo porque vea a la Iglesia como pueblo de Dios y busque comunicarse con los pueblos desde sus culturas. Ese puede ser uno de los motivos por los cuales existe gente que hace resistencia pasiva o activa al pontificado de Francisco. Pero creo que se dan otras motivaciones más profundas y que tienen relación, sobre todo, con la forma de vivir el evangelio hoy, la asunción del Concilio Vaticano II y las reformas de la Iglesia toda, no sólo de la curia romana.