«No vine antes porque no quería estorbar, pero desde el primer momento sentí la necesidad de estar cerca de ustedes». Papa Francisco lo dijo mientras hablaba con un pequeño micrófono con un altoparlante a las personas que sobrevivieron al terremoto en Amatrice, a donde llegó hoy 4 de octubre por la mañana, en compañía del obispo de Rieti, monseñor Domenico Pompili.
El Papa había anunciado que habría visitado a las víctimas del terremoto del pasado 24 de agosto, pero que se materializó sorpresivamente, a dos días de su llegada del viaje apostólico en Georgia y Azerbaiyán. El séquito papal es muy reducido, en relación con las demás visitas, para tratar de estorbar lo menos posible en las zonas devastadas. Inmediatamente sintió la necesidad de estar cerca de la población afectada por el terremoto, pero la principal preocupación del Pontífice era no crear problemas con su presencia: «Pensé bien en los primeros días de todos estos dolores que mi visita, tal vez, era más un estorbo que una ayuda, que un saludo, y no quería dar fastidio, y por eso dejé pasar un poquito de tiempo, para que se arreglaran algunas cosas, como la escuela. Pero desde el primer momento sentí que tenía que venir a estar con ustedes». Ahora, «estoy aquí simplemente para decir que estoy cerca de ustedes y que rezo por ustedes. Cercanía y oración, esta es mi ofrenda para ustedes. Que el Señor los bendiga a todos ustedes, que la Virgen los cuide en este momento de tristeza, de dolor y de prueba».