Por este motivo, el siervo de Dios, imitando a Cristo, debe dedicarse a la contemplación, sin negarse a la vida activa. Comportarse de otra manera no sería justo. De hecho, así como hay que amar a Dios con la contemplación, también hay que amar al prójimo con la acción. Es imposible, por tanto, vivir sin una ni otra forma de vida, ni es posible amar si no se hace la experiencia tanto de una como de otra" (o.c., 135: ivi, col 91C).
Considero que esta es la síntesis de una vida que busca la contemplación de Dios, el diálogo con Dios en la oración y en la lectura de la Sagrada Escritura, así como la acción al servicio de la comunidad humana y del prójimo. Esta síntesis es la lección que nos deja el gran obispo de Sevilla a los cristianos de hoy, llamados a testimoniar a Cristo al inicio del nuevo milenio.
Benedicto XVI; San Isidoro de Sevilla,
© Copyright 2008 – Libreria Editrice Vaticana
Oremos
Escucha, Señor, las súplicas que te dirigimos al celebrar hoy la festividad de san Isidoro de Sevilla; haz que tu Iglesia, que tuvo en este santo obispo un maestro insigne de vida espiritual, encuentre ahora en él un poderoso intercesor ante ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Artículo publicado originalmente por evangeliodeldia.org