Desde que aprendimos el catecismo presacramental para recibir la Eucaristía por primera vez, conocimos los diez mandamientos y otras leyes y reglas que nos ayudan a cumplir con nuestras obligaciones de bautizados. Por eso, aunque sabemos lo básico, la Iglesia explica, a través del Código de Derecho Canónico, que procede en casos particulares, como es el caso del adulterio público.
Ahí encontramos que "Los cónyuges tienen el deber y el derecho de mantener la convivencia conyugal, a no ser que les excuse una causa legítima" (CIC 1151).
En cuanto al adulterio, se da el derecho a la parte inocente a perdonar o no a la parte culpable (Cann. 1141-1155). Obviamente, hay que observar algunas condiciones. Sin embargo, las dos partes siguen casadas, o como lo maneja el código "permanece el vínculo".
Y ¿qué pasa, entonces, con el adulterio público, qué es y cómo afecta? Para saber más acerca de este tema tan actual, Aleteia entrevistó al Pbro. Lic. José Luis Solís Rincón, miembro del tribunal eclesiástico de la Diócesis de Celaya.
El adulterio como pecado
El sacerdote comenta que "el adulterio es un pecado que va contra el Decálogo". Recordemos lo que dice el libro del Levítico:
No cometerás adulterio.
Una vez dados los Diez mandamientos, los hombres del Antiguo Testamento ya no los olvidaron e impusieron penalidades para quienes los quebrantaran:
Si un hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, los dos serán castigados con la muerte.
El adulterio público
Ahora bien, el padre Solís comenta que, cuando la situación de adulterio se da de manera oculta, es decir, solamente los involucrados saben que existe una relación entre una persona casada y alguien que no es su cónyuge, "se queda en el ámbito moral interno".
Entonces, ¿cuándo se trata de un adulterio público? "cuando uno de los dos cónyuges ya está separado y decide unirse a otra persona que no es su esposo o esposa. Ya en ese caso, por el hecho de vivir juntos y decidir, incluso, formar una familia es un adulterio público, porque es a la vista de todos".
Para que que no quede en duda, el presbítero agrega que "aunque se casen civilmente, canónicamente la persona no es su esposo o esposa".
Qué dijo Jesús al respecto
Es necesario recordar que esta advertencia la hizo Jesús cuando predicó a su pueblo, para que sus discípulos lo difundieran a todos los que creyeran. Y también queda claro que nunca dijo que esa ley cambiaría. El Señor enseñó lo siguiente, de acuerdo con el Evangelio de san Marcos:
El les dijo: «El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella; si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio».
No hay fecha de caducidad. Por eso, quienes reciban el sacramento del matrimonio deben estar ciertos de que han tomado la mejor decisión de sus vidas y que con la ayuda de Dios, tendrán una buena vida conyugal porque el Señor mismo los acompañará siempre.
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