La procesión anual del Nazareno Negro, conocida como Traslación, congregó el 9 de enero en Manila a una multitud de fieles, la más numerosa de la historia. Según las estimaciones de los obispos católicos de Filipinas, unos 8 millones de fieles acudieron a escoltar la estatua de Jesús desde la tribuna de Quirino, en el Parque Rizal, hasta el santuario nacional, en el distrito de Quiapo.
Con tanta gente en las calles intentando acercarse a la plataforma de cristal con la estatua, todo el acto duró casi 21 horas: desde las 4:40 de la madrugada del jueves hasta la 1:25 de la noche del viernes al sábado. La procesión estuvo protegida por más de 14 mil efectivos de seguridad.
La procesión del "Nazareno Negro" lleva andando desde el siglo XVIII
El Nazareno Negro es una estatua de Jesucristo con una cruz, traída a Filipinas desde México hacia 1606. La estatua está hecha de madera de mezquite, que se oscurece al envejecer y le da un aspecto oscuro.
En 1620 se fundó una cofradía para rendir culto al Nazareno Negro, y en 1767 el número de devotos había crecido tanto que hubo que trasladar la estatua. La Traslación, o "procesión del traslado", es un homenaje a este acontecimiento.
Según la Agencia Católica de Noticias, a lo largo de los siglos la estatua de Jesús con la cruz a cuestas ha sobrevivido a dos incendios, dos terremotos, tifones y bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial. Millones de fieles asisten a la procesión anual del 9 de enero. Es una de las fiestas religiosas más populares de Filipinas, de población predominantemente católica. Suele congregar a unos tres millones de peregrinos. Los participantes van casi siempre descalzos en la colorida procesión.
En diciembre del año pasado, el cardenal Jose F. Advincula, arzobispo de Manila, eliminó la palabra "Negro" del nombre de la estatua. Según explicó, se trata de "llamar la atención de la gente más hacia el santo nombre de Nuestro Señor que hacia un color o atributo". La basílica del barrio de Quiapo donde se exhibe la estatua se llama ahora Basílica Menor y Santuario Nacional de Jesús Nazareno.
El Señor vive
Durante la misa que precedió a la procesión, el cardenal Jose F. Advincula, arzobispo de Manila, reflexionó sobre la presencia del Dios vivo, Jesucristo, como fuente de esperanza en la Iglesia católica:
"Hermanos y hermanas, ¡tenemos esperanza porque Jesús de Nazaret vive! ¡Tenemos esperanza porque el Señor vive! Cada vez que gritamos '¡Viva!' al Señor, estamos diciendo que el Señor vive".
El Cardenal dijo también en su homilía: "Nuestra esperanza está viva porque el Señor vive. Vive en nuestros corazones. Vive a nuestro alrededor. Vive con nosotros. No nos matemos los unos a los otros. Mientras hay esperanza, hay vida. Así que vivamos la esperanza en Jesús. Viva Jesús de Nazaret".
El Cardenal continuó hablando de la obediencia al Señor. Instruyó a los fieles a seguir a Cristo, señalando que "Dios se complace más en nuestra obediencia que en nuestro sacrificio". "Solo hay una esperanza verdadera; solo uno que trae una esperanza que no defrauda: el querido Señor Jesús de Nazaret. Por tanto, sigámosle. Vivamos según sus mandamientos. Tomemos en serio sus enseñanzas. Sigamos su ejemplo. Es mejor seguir al Querido Señor".
