Los fieles lectores de Aleteia conocerán sin duda este artículo de 2017, que se ha mantenido durante mucho tiempo entre los 10 más leídos del sitio. En él se cuenta la historia de esta misteriosa línea imaginaria que une siete monasterios, desde Irlanda hasta Israel, todos ellos dedicados al Arcángel San Miguel.
Aunque distantes entre sí, estos santuarios están perfectamente alineados y se dice que representan la línea sagrada de San Miguel, que, según la leyenda, fue el golpe de espada que asestó al diablo para enviarlo de vuelta al infierno.
Fue la madre de Louise, una fiel lectora, quien envió el enlace a este artículo a su hija en marzo de 2024, con este inocuo comentario: "¿Conocías esta leyenda?" Louise no solo no conocía esta línea sagrada, sino que, al leer el artículo, "en una fracción de segundo", cuenta a la edición francesa de Aleteia, tuvo la certeza de que eso era exactamente lo que quería hacer.
Louise se acerca el final de sus estudios y, antes de lanzarse al mundo laboral, pretende tomarse unos meses para pasear y dar un paso atrás en sus años de estudiante. "En aquel momento, recuerdo haber sentido un fuerte deseo de descubrir esta línea de santuarios, sobre todo porque le tengo un cariño especial al Monte de San Miguel, donde pude dormir hace cinco años, cuando los turistas ya se habían marchado, y vivir allí una maravillosa experiencia de eternidad", cuenta con alegría.
Unidos por la fe para recorrer 2 mil 500 km a pie
Louise decidió rápidamente ponerse en marcha, pero aún tenía que encontrar una compañera, ya que no tenía ninguna intención de caminar sola y odiaba la soledad.
Utilizó las redes sociales para publicar su anuncio "busco chica para caminar cuatro meses", y fue a través de amigos comunes como Guillemette dio con el anuncio.
Aunque las dos jóvenes de 24 años se encuentran en la misma situación, al final de sus estudios, son muy diferentes: Louise es tan literaria como rubia, mientras que Guillemette es morena e ingeniera, y a veces disfruta de la soledad. Pero unidas por su fe, la pareja no tarda en encontrar su propio ritmo.
"Partí del Monte San Miguel, una pequeña isla de Cornualles, el 9 de septiembre de 2024, y Guillemette pudo reunirse conmigo en el Monte San Miguel hasta el 16 de septiembre, tenía que defender su título", explicó Louise, contactada por teléfono cuando ya había pasado por cuatro de los siete santuarios que trazan la espada.
"Después atravesamos Francia para llegar a Italia, al Piamonte, a la abadía de Saint-Michel-de-la-Cluse. Acabamos de pasar Roma, lo que significa que ya hemos recorrido casi 2 mil kilómetros. Solo nos quedan 500 km para llegar a nuestro destino final, Gargan, en Apulia".
San Miguel, muy buen intercesor
Lo especial de este viaje es que los dos han pedido alojamiento y comida todos los días desde que salieron, y hasta ahora nunca han tenido que sacar la tienda de campaña de la mochila, "por si acaso". "Está claro que san Miguel es un muy buen compañero de viaje y un buen intercesor", sonríen los caminantes, que a menudo se sorprenden de la amabilidad y acogida de la gente que les abre sus casas y su intimidad.
También hay que decir que han establecido un ritmo de oración que les acompaña a lo largo de sus treinta kilómetros diarios.
"Salimos entre las 8 y las 9 de la mañana y caminamos en silencio hasta la hora de comer, separadas por unos metros. Aprovechamos para rezar el rosario y hacer introspección. Luego llamamos a las puertas para buscar el almuerzo, descansamos y, por la tarde, caminamos juntas y esta vez rezamos el rosario de san Miguel, con el que confiamos nuestras intenciones a las personas que nos recibieron la víspera y a las que nos recibirán por la noche", explica Guillemette
Admite, no obstante, que "la mendicidad te empuja a superarte a ti mismo". "A veces, lo único que nos ofrecen es una habitación parroquial, pero siempre tenemos acceso a un lavabo y llevamos un pequeño hornillo por si lo necesitamos para cocinar la pasta que nos dan a menudo en Italia", dicen sonriendo, felicitándose cada una por haber pasado por el escultismo, una escuela de vida y de adaptación a cualquier situación.
Libertad interior
"De hecho, es una locura descubrir lo libres que somos. Caminamos, rezamos, conocemos gente nueva y, por supuesto, descubrimos la devoción a san Miguel en toda Europa".
Aunque algunas de las rutas están señalizadas, la mayoría de los peregrinos van por libre. Organizan su peregrinación en función de la gente que conocen y de las oportunidades que se les presentan, "¡Guillemette es la jefa de cocina!", pero dicen que se dejan llevar por san Miguel, a quien no dejan de rezar por ellas y por los demás.
"Ya he recibido varios testimonios de amigos por los que hemos rezado y que nos dicen que han sido escuchados", dice Louise.
Ahora que han recorrido dos tercios de la ruta final, las dos jóvenes se sienten como si les hubieran crecido alas, y están felices y muy unidas, recordando ya un sinfín de anécdotas.
"Con sus virtudes de consolador y luchador, ¡san Miguel trabaja en nuestros cuerpos!" Aunque todavía no ha llegado el momento de hacer balance, Guillemette confiesa encontrar ya "una gran libertad interior", Louise "una sensación de calma". Y aunque todavía no se han cruzado con otros peregrinos que siguen la misma ruta que ellas, estas luchadoras en marcha bien podrían inspirar a otros. ¡Porque no dudan en sacar de sus bolsillos el artículo de Aleteia sobre esta línea no tan imaginaria de la espada de san Miguel!