"Porque, si evangelizo, no es para mí motivo de gloria, sino que se me impone como necesidad. ¡Ay de mí, si no evangelizara!"
La misión de la Iglesia
Jesús, el primer evangelizador, envía a la Iglesia a cumplir con su misión, la que nos corresponde a todos los bautizados, como lo dice la exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi: "Nacida, por consiguiente, de la misión de Jesucristo, la Iglesia es a su vez enviada por Él".
El papel de los laicos
Además, el Papa Francisco dijo en su video de mayo 2018 que “los laicos están en primera línea de la vida de la Iglesia”. Y muchos de ellos trabajan en las parroquias como agentes de alguna pastoral determinada.
Por supuesto, atender al llamado de Dios para realizar un apostolado tiene sus momentos difíciles, de modo que no siempre se queda un buen sabor de boca cuando surgen las dificultades y llega el deseo de renunciar. ¿Qué se puede hacer en ese momento?
1Tomar las cosas con calma
En primera instancia, hay que respirar profundo y dejar que se apacigüen los ánimos, porque tomar una decisión estando enojados puede resultar contraproducente. Todos tenemos errores y exabruptos, así que no te extrañe que eso ocurra también en la Iglesia.
Es aconsejable pedir un tiempo para pensar, y cuando se ha restablecido la calma, repasar los acontecimientos y hablar con la persona, si se ha tenido un contrapunteo; o bien, pedir al párroco una cita para exponerle tu sentir. Seguramente encontrarán la solución sin ofenderse.
2Escribir lo bueno y lo malo
En la izquierda, anota las experiencias buenas, las satisfacciones que te ha dejado tu apostolado, los progresos espirituales que has alcanzado desde que sirves en la Iglesia y todo el bien que has recibido.
Luego, en la derecha, escribe todo lo malo que venga a tu memoria. Una vez terminada esta tabla, lee y repasa todo. Da gracias a Dios por ello y pídele que te ayude a decidir qué hacer. Seguramente vencerá lo bueno.
3Poner el problema en manos de María
Nadie mejor que la Virgen santísima para enfrentar una crisis. El rezo del santo rosario te traerá paz y te ayudará a discernir sobre la dificultad que te está desajustando la vida.
En cada misterio, dile a tu Madre del cielo que te guíe para que encuentres la solución. Ella da respuesta inmediata, porque nadie que se acoge a su protección ha sido abandonado.
Y confíate a Dios como María, e imitándola, dile: "Yo soy la esclava del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho" (Lc 1, 38)
Las crisis pasan y te fortalecen, no pierdas la esperanza porque vas por camino seguro, ¡sigue adelante!