A unas semanas de que comience el 6º Congreso Americano Misionero (CAM), Aleteia conversó con el hombre de confianza y enviado especial del Papa Francisco a este evento de la Iglesia Católica con relevancia mundial, el cardenal venezolano Enrique Baltazar Porras Cardozo, quien analizó el desafío de los misioneros en su crucial papel de evangelización.
El prelado recordó que durante décadas “los americanos hemos sido receptores de misioneros venidos de diversas partes del mundo; pero en estos momentos, siendo América Latina un gran reservorio de la Iglesia católica, tenemos la obligación de dar también desde nuestra pobreza a las demás regiones”.
En este aspecto, calificó como indudable el aumento en el número “de miembros de nuestra propia Iglesia que van o quieren ir de misioneros a diversas partes del mundo, principalmente a África, Asia y otras regiones; así como a algunas más abandonadas de nuestro propio continente”.
“¡Todo misionero debe prepararse!”
No obstante, el cardenal Porras advirtió que “para ello hay que prepararse, pues no se va solamente a tener buena voluntad, sino con una preparación espiritual, que debe ser también con conocimiento de que cada cultura”.
En tal sentido, hizo énfasis en la necesidad de “aceptar la cultura como es; porque, desde allí es desde donde se puede construir el evangelio, no en plan proselitista, sino precisamente en un anuncio que es esperanzador y con sentido samaritano”.
El encuentro, que congregará a misioneros listos para ir a las periferias del planeta, se realizará del 19 al 24 de noviembre de este año en la puertorriqueña ciudad de Ponce. Y los preparativos se adelantan con notable previsión desde el año 2020.
Por ello, el cardenal Porras estima que “es mucho el entusiasmo que existe” y considera que “la preparación que se viene dando para hacer realidad la cita es para que no quede solamente en la realización de un congreso y que sea como la pólvora que se echa en las fiestas, sino que sea algo mucho más profundo, que vaya formando y haciendo crecer la vocación misionera de nuestro propio continente”.
Los frutos de los congresos misioneros
Consultado con respecto a cuál es el fruto más rico de este evento tras su estreno en México, en 1977, el cardenal Baltazar Porras señaló que si se observa una fecha, por ejemplo, la de ese primer Congreso de Misioneros, “el número de sacerdotes, religiosas y laicos en el mundo era ínfimo, mientras que en estos momentos es significativa la presencia que hay de ellos. Y eso es una siembra que va poco a poco calando”.
“Sobre todo -agregó- teniendo muy presente que la acción misionera comienza en la propia Iglesia, en la propia comunidad, en el propio sitio de donde salimos, teniendo en cuenta lo que el Papa nos dice: debemos poner en el centro de la periferia a los más débiles, a los más necesitados, a los que nos parece que no tienen ninguna importancia en el mundo para que podamos ser esos sembradores de esperanza, que es lo que el Evangelio fundamentalmente nos enseña”.
Continentes afectados por el fanatismo
Igualmente, el también arzobispo emérito de Mérida y Caracas analizó el hecho de que años atrás se enviaban misioneros desde América hacia África, pero la tendencia pareciera haberse revertido, pues ahora es una iglesia muy fértil que dispone de un elevado número de agentes de misión.
“Eso indica también lo que es la vitalidad de algunas de las comunidades católicas de África, aún en medio de las situaciones bien complejas que vive ese continente, de esas situaciones de fanatismo en algunos de esos lugares en los cuales las guerras internas de tipo étnico y de tipo religioso, principalmente con el mundo musulmán y con el mundo animista”, sostuvo monseñor Porras.
Abundó en ese contexto que debemos “ser conscientes de que solo lo que se construye en la pluralidad, en el respeto del otro, es lo que nos permite avanzar y no la imposición o el querer sacar del medio a aquel que por diversas razones tiene otra cultura, otra manera de ser también en Dios. Creo que esto es signo de vitalidad de la Iglesia a escala universal y que en estos momentos es la Iglesia del Tercer Mundo la que va teniendo esa importancia”.
Aumento de bautizados en América…
Por otra parte, el prelado se refirió a las recientes estadísticas oficiales de la Iglesia Católica:
“Vemos cómo hay un aumento, ciertamente no solo en número, sino en calidad de bautizados; así como las distintas vocaciones que existen, mientras que en el viejo continente, principalmente en Europa, hay una disminución tanto de creyentes católicos, como también de misioneros. Entonces, es una expresión que recoge el Papa Francisco en la forma como va dotando a la Iglesia Universal de esa presencia de las distintas culturas que van más allá de lo que tradicionalmente fue en un momento dado la gran importancia que tuvo Europa y que la sigue teniendo en varios campos, principalmente en el campo del pensamiento, pero que ahora se encuentra revitalizada por la Iglesia del Tercer Mundo”.
Por último, abordó el desafío del Congreso Americano Misionero, al que acude como enviado del Papa, un desafío que pasa por integrar la visión de Juan Pablo II, quien los llamó “agentes incansables de la misericordia de Dios”, con la de Francisco, quien pide llevar la acción de Dios hasta las periferias.
El desafío, concluyó, “sigue siendo cómo ser fiel. Precisamente, tenemos que buscar al más pequeño, a quienes aparentemente no tienen ninguna importancia, pues son ellos la razón de ser de la vida de la Iglesia, la vida del mundo, la vida de las sociedades; ¡y no podemos desfallecer en ello en ningún momento!”