El domingo 20 de octubre, al terminar la celebración de la Misa, el padre Marcelo Pérez, de la diócesis de San Cristóbal de las casas, fue asesinado por un grupo armado.
La Conferencia del Episcopado Mexicano emitió un comunicado en el que reconoce que el sacerdote “fue un ejemplo vivo del compromiso sacerdotal con los más necesitados y vulnerables de la sociedad”.
Su labor pastoral se caracterizó por la cercanía, apoyo y servicio. Especialmente durante los últimos años, trabajó en favor de la justicia y los derechos de los pueblos indígenas, motivo por el cual, desde el año 2015, contaba con medidas de protección de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Su asesinato ocurrió después de un creciente número de amenazas y agresiones derivados de su labor.
Exigencias de justicia y control de la violencia
Los obispos de México -que han trabajado por la pacificación del territorio nacional y han denunciado en múltiples ocasiones la situación de violencia en el país y en Chiapas- condenaron lo sucedido y expresaron un profundo dolor.
“Como Iglesia, lamentamos profundamente la pérdida de una vida consagrada al servicio de Dios y del prójimo. Este acto de violencia no solo afecta a la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, sino que hiere a toda la Iglesia en México y a la sociedad en su conjunto, especialmente en una región que hoy vive situaciones delicadas de violencia y pugna entre grupos del crimen organizado”.
Además hicieron un llamado urgente a las autoridades a investigar el caso, a implementar medidas para garantizar la seguridad de sacerdotes y agentes pastorales y a combatir la violencia e impunidad.
Por su parte, la Presidenta Claudia Sheinbaum lamentó el asesinato del sacerdote y aseguró que ya se están haciendo las investigaciones necesarias para que el caso no quede impune.
La Compañía de Jesús en México condenó la creciente ola de violencia y rechazó “cualquier intento de minimizar estos hechos como casos aislados”. Recordó que “el crimen organizado ha sembrado miedo y dolor en diversas regiones del país, y Chiapas no es la excepción. La violencia en esta región refleja un problema estructural que demanda una respuesta integral y urgente del Estado”.
Reacciones en el mundo
La Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) también condenó lo ocurrido en Chiapas este fin de semana y pidió a las autoridades una investigación “pronta, exhaustiva y eficaz”. Además, destacó que, en lo que va del 2024, al menos siete defensores de derechos humanos han sido asesinados en México, incluido el padre Marcelo.
El representante de la ONU-DH en México, Jesús Peña, declaró que “su pérdida es irreparable y nos reitera la necesidad de implementar medidas estructurales que cambien el contexto de violencia que sufren algunas regiones de Chiapas”.
Violencia creciente en Chiapas
Dentro de las actividades que realizó recientemente el padre Marcelo se encuentran las procesiones por la paz. En una ocasión, declaró a la prensa que Chiapas era una bomba de tiempo: “Si no se toman medidas contundentes desde el gobierno y desde los pueblos, Chiapas va a estar sometido y esclavizado por el crimen organizado”.
En lo que va del 2024, según cifras oficiales, Chiapas acumula 500 homicidios. Además, tan solo en junio de este año, se registró el desplazamiento de 12 mil personas del estrado debido a la violencia.
Este lunes se llevó a cabo el homenaje y Misa de cuerpo presente para despedir al padre Marcelo Pérez. Cientos de personas participaron de la Eucaristía precedida por el cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, Obispo Emérito de San Cristóbal de Las Casas.
“(Estamos) dispuestos a perdonar a los agresores, a los homicidas y a quienes los mandaron, pero que recapaciten”, dijo Mons. Felipe Arizmendi.