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¿De verdad tienes amor a Dios sobre todas las cosas?

PRAY
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Mónica Muñoz - publicado el 02/08/24
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Dios es el principio y el fin de todo, es Belleza, Verdad y Bondad, por lo tanto, tener amor por Él debería ser fácil, pero ¿lo amas sobre todas las cosas?

Tener amor por Dios sobre todas las cosas es un mandamiento que conocemos desde que fuimos instruidos en la catequesis infantil, por eso debería ser sencillo cumplirlo.

Sobre todo porque sabemos que Dios es el principio y el fin de todo lo que existe, es Belleza, Verdad y Bondad, por lo tanto, no hay nada ni nadie más deseable que Él. Pero, lamentablemente, no hay nada más lejos de la realidad.

Primer mandamiento de la Ley de Dios

Menciona el Catecismo de la Iglesia católica que:

El primero de los preceptos abarca la fe, la esperanza y la caridad. En efecto, quien dice Dios, dice un ser constante, inmutable, siempre el mismo, fiel, perfectamente justo. De ahí se sigue que nosotros debemos necesariamente aceptar sus Palabras y tener en Él una fe y una confianza completas. Él es todopoderoso, clemente, infinitamente inclinado a hacer el bien. ¿Quién podría no poner en él todas sus esperanzas? ¿Y quién podrá no amarlo contemplando todos los tesoros de bondad y de ternura que ha derramado en nosotros? (CEC 2086)

¿De verdad amas a Dios por encima de todo?

Además de lo anterior, el alma siente deseo de Dios, lo lleva inscrito en su corazón (CEC 27). Sin embargo, es fácil serle infiel. ¿Crees que no? Vamos a comprobarlo con las siguientes preguntas:

• ¿Haces oración y sacrificios, lo alabas, le das gracias por sus dones, te sometes a su voluntad?
• ¿Cumples las promesas que le haces, en privado o público, por pequeñas que parezcan?
• ¿Crees en Él, en su existencia, en sus promesas y en su providencia o dudas voluntariamente de Él?
• ¿Lo prefieres a Él antes que a nada o a nadie, por ejemplo, el domingo, que es día del Señor, o sobre alguna amistad que te hace pecar?
• ¿Sigues sus mandamientos por amor a Él y para no ofenderlo?
• ¿Piensas que, a pesar de todo y sin esfuerzo de tu parte, te salvarás?
• ¿Procuras vencer la pereza para acudir a la iglesia?
• ¿Confías en Él plenamente o buscas "seguridad" en horóscopos, adivinos, quiromancia o supersticiones?
• ¿Tienes en otros "dioses", tienes ídolos en tu casa de otras creencias, invocas a deidades paganas?
• ¿Respetas la Eucaristía?
• ¿Ves a Dios en el prójimo, sea de tu familia o un extraño?

Reflexionemos

Amar a Dios requiere esfuerzo, sí, porque implica renunciar a nosotros mismos y a nuestros deseos, pero Él no nos pide imposibles. Los santos son el ejemplo claro de que se puede vencer al mundo y al Tentador, solo basta que nos decidamos y pongamos nuestra confianza en el Señor.

Al final, lo único que vale la pena en la vida es ganar el cielo. ¡Ánimo!

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