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Cómo enseñar a los niños a conocer y amar la Biblia

La fe de los pequeños se afianza con la lectura de la Biblia.

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Merche Crespo - publicado el 25/09/22
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Si queremos transmitir a nuestros hijos la fe católica, es fundamental que padres y catequistas conozcamos bien el mensaje de la Biblia. Os proponemos algunos consejos para que los niños aprendan y se enamoren de la Palabra de Dios y realicen una actividad para conocer mejor su contenido

La Biblia es un libro muy especial. De hecho, es un libro sagrado, porque está inspirado por Dios y relata la historia de la Alianza entre Dios y los hombres. Comienza con el pacto de Dios con el Pueblo de Israel, recogido en el Antiguo Testamento, y continúa con la llegada de Jesús, quien representa la Nueva Alianza o Nuevo Testamento.

Si nuestro propósito es que nuestra familia sea una iglesia doméstica, es necesario que tengamos en casa una Biblia. Y que esté en un lugar bien visible: en el salón, en la biblioteca, o en un lugar recogido de nuestro hogar que podemos convertir en un rincón de oración.

Biblia adecuada a los niños

Además, es positivo que tengamos una edición completa y bien encuadernada. Pero no olvidemos a los pequeños de la casa: para ellos existen también ediciones adecuadas a su edad.

Sin embargo, esa edición deberá estar bien adaptada y, como padres o catequistas, debemos vigilar que no sea excesivamente simple y que no se aleje de las verdades de la Biblia. Tristemente, en ocasiones hay algunas adaptaciones que quieren acercarse tanto al público infantil que tergiversan o resumen demasiado las verdades de la fe.

Así que el consejo es que revisemos qué tipo de lenguaje se utiliza y si los personajes y los relatos que contiene esa edición infantil reflejan claramente el mensaje de la Biblia, que es, ni más no menos, que la historia de la salvación de los hombres.

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Leerla en familia

La Biblia no es un compendio de cuentos infantiles, ni sus personajes son superhéroes. Si no que cuenta historias de personas y lugares concretos que tuvieron una relación con Dios.

Todos los pasajes bíblicos nos acercan a la historia del trato de Dios con los hombres, así que es necesario que los niños entiendan que de su lectura deben extraer una lección de vida. La Biblia, como es Palabra de Dios, nos habla.

Por esa razón tenemos que ayudar a los pequeños a concretar su respuesta a lo que Dios nos plantea en las páginas de la Biblia. Después de leer algún pasaje o el Evangelio del día, podemos sugerirles que reflexionen y formulen un propósito.

Realizar alguna actividad

Dependiendo de la edad de los niños también podemos proponerles otras actividades o plantearles algunas preguntas. Por ejemplo:

    Lo importante es estimular la reflexión y la piedad de los niños a partir el relato bíblico.

    También existen momentos concretos en los que podemos leer la Biblia con ellos: en Navidad, durante la Semana Santa o en algunas fiestas de la Virgen, como la Inmaculada Concepción o el día de la Asunción.

    También podemos instruirles sobre el contenido de la Biblia y de los libros que forman parte de ella. Al final del artículo os proponemos una actividad para que los niños conozcan los 73 libros que contiene.

    Usar la Biblia con respeto

    Otro consejo es que los niños vean a sus padres leer la Biblia y que perciban el respeto y cariño con el que estos tratan las cosas de Dios.

    Esta fe y amor a la Palabra de Dios también deben percibirla cuando asisten a Misa. Durante la Liturgia de la Palabra, las lecturas son presentadas y en ocasiones el ministro que ayuda en la celebración nos hace un resumen de lo que vamos a escuchar.

    Uso de la Biblia durante la Misa

    Debemos hacerles notar la manera en la que se leen las lecturas en la Iglesia, lentamente y con buena dicción. Todos nos sentamos y estamos en silencio escuchando.

    Además, la Biblia tiene un lugar especial en el presbiterio: está abierta encima del ambón, que suele decorarse con los colores litúrgicos del día.

    Otro detalle importante que podemos enseñar a los niños es que, antes de proclamar el Evangelio, nos ponemos de pie, en señal de respeto y todos hacemos la señal de la cruz. Además, el sacerdote, al concluir la lectura, como gesto de amor, besa el libro que contiene los textos de la Biblia.

    Jesús, el protagonista

    Así que, a diferencia de las otras lecturas bíblicas, el momento de la proclamación del Evangelio es algo especial y diferente. Durante esos minutos escuchamos la vida y la palabra de Jesús, verdadero protagonista de la Biblia.

    Las Escrituras nos muestran al Jesús real, nos narran sus obras y sus palabras. Por eso todos los cristianos, mayores y pequeños, debemos leer los Evangelios, para conocer mejor a Cristo.

    Mes de la Biblia

    Cualquier momento es bueno para hacerlo, pero septiembre es el Mes de la Biblia. Y esto es así por que el día 30 de este mes celebramos la memoria de San Jerónimo, Doctor de la Iglesia, que vivió en el siglo IV.

    Fue él quien tradujo la Biblia al latín, ya que tenía conocimientos del hebreo y del griego. Gracias a esta traducción, la Biblia pudo llegar a más gente y expandirse por toda la cristiandad.

    Conocer la estructura de la Biblia

    La Biblia es una compilación de libros escritos entre el año 1.000 a.C. y el 100 d.C. Su nombre, Biblia, viene del griego biblion, que significa conjunto de libros.

    Y es que la Biblia completa contiene un total de 73 libros: 46 pertenecen al Antiguo Testamento y 27 al Nuevo Testamento.

    Mientras que el Antiguo Testamento nos habla de la Alianza de Dios con el pueblo de Israel y de la preparación para la venida de Jesucristo, el Nuevo Testamento contiene la vida de Jesús y todo lo acontecido después.

    ¿Cuáles son los libros de la Biblia?

    Para conocer los nombres de todos los libros que forman parte del Antiguo y Nuevo Testamento, podéis consultar el siguiente documento y realizar esta actividad que os proponemos.

    Se trata de ordenar los libros en la estantería, clasificarlos y colorear.

            Se trata una entretenida y didáctica actividad para poder realizar en casa con la familia o con el grupo de catequesis.

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