No solo no se ha movido de la frontera con Ucrania. Ha entrado.
José Andrés lleva más de un mes distribuyendo comida a todos los refugiados que alcanzan Polonia, Hungría, Eslovaquia o Rumanía. Más de 300.000 comidas diarias.
Pero no se lo pensó dos veces cuando fue posible adentrarse en el país invadido por los rusos.
José Andrés puso ayer como objetivo dos ciudades de las que habla la comunidad internacional: Irpin y Bucha, que han sido pasto del salvajismo.
En un vídeo publicado esta madrugada en su cuenta de Twitter lo dice absolutamente todo: lleva comida a las personas que han sobrevivido al horror. Pero, al mismo tiempo, sin saber su idioma, les muestra su total apoyo. Con un traductor les dice que mañana volverá con más comida y al día siguiente y al otro... No los abandonará.
Conmueve ver cómo José Andrés muestra misericordia infinita por cada persona: por la anciana, por un niño y su padre... Le ha puesto patas a las obras de misericordia.
Este es su testimonio. No es necesario añadir nada más: