La familia cumple un rol esencial en la educación de los hijos. Somos los que brindamos al niño -con mucho cariño- los primeros aprendizajes y enseñanzas.
Luego comienza un trabajo conjunto (escuela-casa), por lo que es fundamental que en esta etapa siempre reciban el apoyo y motivación de sus padres para que realicen sus tareas y estudien lo mejor posible.
Una de nuestras tareas es ayudarlos con el estudio desde casa, pero a veces se hace difícil saber cuál es la mejor manera de hacerlo.
Además, la pandemia ha traído cambios con respecto a la forma de estudio a los que todos nos hemos tenido que ir adaptando de la mejor manera posible.
Por lo que aquí encontrarás algunos consejos que pueden ser de ayuda.
La pandemia trajo cambios repentinos en la educación. Ante esta emergencia sanitaria se tuvieron que tomar muchas medidas, entre ellas el cierre de las instituciones educativas en más de 190 países para disminuir y evitar contagios por Covid-19.
Fue así que se suspendieron las clases presenciales, lo que llevó a modificar la modalidad de estudio, por ejemplo el aprendizaje a distancia (trabajando desde las casas) a través de la utilización de distintos formatos y plataformas con tecnología (como por ejemplo videoconferencias por zoom o meet) y sin tecnología.
Esta nueva forma de trabajo ha sido un desafío no solo para los maestros y alumnos sino también para los padres, ya que tuvieron que adaptarse a esta nueva forma de estudio online y buscar distintas estrategias para que los pequeños no se distraigan durante la clase, motivarlos para que no pierdan el interés por asistir y realizar sus tareas.
Además ha alterado la vida familiar, ya que los padres deben disponer de mayor tiempo para ayudarles con las tareas y clases.
Pero debemos tener presente que nuestro rol principal no es enseñar contenidos sino el de ayudar a interiorizar y transmitir la importancia del aprendizaje, motivarlos y acompañarlos en el proceso, con apoyo emocional y paciencia.
Podemos guiarnos por la filosofía de san Juan Bosco, "Razón, Religión y Amor". Él decía que es imposible educar a un joven sin amor, y si no se entienden sus problemas y se le ayuda a resolverlos con el apoyo y la iluminación de Dios. A su vez resaltaba la importancia de enseñarles con paciencia y empatía y no a través de castigos.
Enseñar utilizando el lenguaje del corazón: él decía “amad a los muchachos”, es decir, que debemos aceptarlos como son, gastar tiempo con ellos, manifestar deseo y ganas por compartir sus temas y demostrar confianza en sus capacidades.
Otro de sus consejos a tener en cuenta es: “Todos los jóvenes tienen sus días peligrosos, y ¡los tenéis también vosotros! ¡Ay de nosotros si no nos esmeramos en ayudarlos para pasarlos aprisa y sin reproches! (cf. G Bosco, Dei Castighi da infliggersi nelle case Salesiane, en P BRAIDO, Don Bosco Educatore. Scritti e testimonianze, LAS, Roma 1992, p. 336).
Lo que nos quiere enseñar Don Bosco es que como padres debemos ser tolerantes y pacientes con nuestros hijos. Es normal que un día no tenga ganas de estudiar o esté de mal humor o no le salga bien la tarea, es algo pasajero y ocasional, y es bueno perdonar silenciosamente lo que es involuntario y no castigarlos por ello.
Lo ideal es buscar distintas herramientas que nos permitan apoyarlos para poder complementar en casa satisfactoriamente lo aprendido en la escuela. Aquí hay algunas ideas que pueden ayudar.
1Crear el ambiente adecuado.
Comenzar creando una rutina si ya están de vuelta en el colegio, encontrar el momento adecuado para realizar sus tareas-. Este puede ser, por ejemplo (dependiendo del horario escolar), luego de la merienda o del baño. Lo importante es cumplir a diario con la rutina establecida.
En el caso de que todavía no hayan retomado las clases presenciales, lo ideal es establecer una rutina similar a la que hacían si fueran al colegio. Por ejemplo, despertarse a la misma hora, mantener el horario de las comidas, baños, juego y demás.
Además es importante:
2Organizar el trabajo.
Identificar los temas en los que tiene mayor dificultad, observando o preguntando y conocer cuáles son los de mayor interés.
Basándonos en esto, diseñar un temario para todos los días, teniendo en cuenta:
3Darles autonomía y confianza.
Es muy importante fomentar en los niños la autonomía y la confianza para que sean ellos mismos los responsables de su estudio. Para ello es necesario que los chicos sientan la confianza depositada en ellos, y lo podemos hacer por ejemplo elogiando su trabajo realizado, expresando que estamos orgullosos de su esfuerzo o incluso a veces premiarlos con algo (evitemos los premios con comida no saludable).
4Jugar en familia.
Luego de tanto estudio, es igual de importante y necesario descansar un poco. Para eso nada mejor que jugar en familia.
Para los niños es fundamental disponer de tiempo para el juego. No solo ayuda a su desarrollo físico y emocional sino también a estimular distintas habilidades como la creatividad y la imaginación. Además, jugar con la familia refuerza los vínculos emocionales entre padres e hijos y ayuda a transmitir valores a través del juego.
5La oración.
Es importantísimo enseñar a los niños desde pequeños a encomendar su tarea y estudio a Dios. Una buena idea es proponerles tener en su escritorio una pequeña imagen de la Virgen que a ellos les guste o un crucifijo, y que cada vez que se sienten en su escritorio a estudiar encomienden su esfuerzo al Señor, le pidan por sus intenciones y le agradezcan por sus dones.