Es curioso que Ambrosio, un santo famoso en la historia de la Iglesia por su sabiduría y por favorecer la conversión de san Agustín, se considere ante Dios como una oveja perdida. Si él pensaba que lo era, ¿quién no lo sería?
Pero lo más importante cuando rezamos no es lo lejos que estamos de nuestro Pastor, sino la bondad de Jesús y su preocupación por volver a abrazarnos.
Exprésale tus deseos de regresar a Él y pídele que venga de nuevo a buscarte con esta oración para encontrarse con Jesús del gran obispo de Milán:
Ven, Jesús, a buscarme,
busca a la oveja perdida.Ven, pastor.
Deja las noventa y nueve
y busca la que se ha perdido.Ven hacia mí.
Estoy lejos.
Me amenaza la batida de los lobos.Búscame,
encuéntrame,
acógeme,
llévame.
Puedes encontrar al que buscas,
tomarlo en brazos
y llevarlo.Ven y llévame
sobre tus huellas.
Ven Tú mismo.
Habrá liberación en la tierra
y alegría en el cielo.