No sé si Jesús habló mucho de la libertad. Pero sé que actuaba en libertad. No se dejaba atar por las instituciones o las costumbres de su cultura.
Las Escrituras dicen que cuando Jesús celebra la Pascua con sus amigos "se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echó agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido" (Jn 13, 4-5).
¿Hemos descubierto ya todo lo que este gesto de Jesús revela de Dios? ¿Qué significa lavar los pies de una persona? ¿En nuestro día a día, seguimos este ejemplo?
Lavar los pies a una persona significa acogerla, tal como es y con lo que es. Es así como Dios Padre nos acoge y ama.
Tomar el sitio de un esclavo: porque ¡ya no hay esclavos! Todos estamos llamados al servicio: ¡es nuestra auténtica vocación! Dios Padre nos hace libres para servir y amar.
¿Cómo liberar el servicio? ¿Cómo liberar el trabajo para que no sean esclavitud sino actos de amor?
Dios Padre nos invita a trabajar con gozo para ajardinar el mundo. Servir, trabajar, nunca por obligación, sino libremente por amor.
El mayor fruto de la libertad es la auténtica amistad.
Texto de Pauline Lodder «Llamados a la libertad – Actuar en libertad».