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4 ideas para unas vacaciones familiares y espirituales

FAMILY VACATION
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Edifa - publicado el 16/07/20 - actualizado el 25/08/22
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Conducidas por el ritmo tranquilo sin trabajar, muchas familias tienden a abandonar su interior durante el verano. Sin embargo, incluso en el momento culminante del período estival, existen muchas soluciones para no alejarse de Dios. Aquí algunas de ellas, para niños y adultos

Durante semanas, nuestros hijos estarán de vacaciones escolares. Ojalá que las vacaciones no constituyan una ruptura en su vida espiritual.

Así como nos preparamos para las vacaciones en términos de ocio, viajes, equipaje, y otras cosas, también podemos prever algunas medidas para ayudar a los niños -y a toda la familia- a crecer en el amor de Dios durante este tiempo.

No descuidar el rincón de oración

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Cathopic

Durante el año, un rincón de oración ayuda a la familia a reunirse para rezar. Se debe considerar la posibilidad de organizar uno para las vacaciones.

Mientras esté en casa, puede aprovechar las vacaciones para arreglar el rincón de oración, embellecerlo, añadir bancos u otros elementos.

Si toda la familia se va junta, depende de a dónde vaya. Si es en una casa de la familia, es posible que ya exista un rincón de oración. Puede mejorarse, y se puede eventualmente traer el material necesario.

Si es en una casa de alquiler, hagamos un rincón de oración portátil con la familia: un icono (pegando una reproducción en un trozo de madera), velas, un mantel pequeño. Ya es suficiente.

Si se va de camping, si vive en una caravana, puedes tener también el rincón de oración, aunque sea muy pequeño.

Si la familia se dispersa durante todas o parte de las vacaciones, es posible sugerir que cada uno de los niños haga su propio rincón de oración portátil que estén donde estén les recordará la importancia de la oración diaria.

Pensar en la biblioteca de vacaciones

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Las vacaciones ofrecen tiempo para leer y contar historias a los más pequeños. Planeemos una pequeña biblioteca de vacaciones.

Algunas pequeñas biografías de santos, por ejemplo, pueden ser leídas y releídas con constante interés por adultos y niños.

Para los días lluviosos, es posible planificar libros por colorear para los más pequeños o libritos para completar. Pensemos también en ofrecer a los más mayores libros que les hagan reflexionar.

No olvidemos que todos estos libros pueden aportar mucho a nuestros hijos, pero también ser el apoyo de una acción misionera con primos, amigos, vecinos encontrados durante las vacaciones.

Algunas familias no dudan en llevar consigo algunos ejemplares de uno o dos libros especialmente notables, para poder dejar uno en algún momento aquí o allá.

Si nuestros hijos van al catecismo o forman parte de un grupo de oración, es importante que las vacaciones sean una prolongación de todo lo que han vivido a lo largo del año.

Por eso es bueno que, en la medida de lo posible, puedan llevar consigo libros y cuadernos de catecismo, libretas, folletos o revistas que han alimentado su vida espiritual en los meses anteriores.

Los niños también deben poder llevar consigo en sus vacaciones su Biblia y el libro de la Misa. Especialmente si se van solos.

Si realmente tienen poco espacio, pueden por lo menos llevar los cuatro Evangelios en una edición de bolsillo que puede caber en cualquier lugar, incluso en un bolso de mano o en una mochila de excursionista.

No olvidar ir a misa

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Jeffrey Bruno

Durante las vacaciones, cada día es como el domingo. Razón por la cual hay que señalar la especificidad de este día, comenzando por darle la primacía a la Misa.

Se pueden planear las caminatas por la naturaleza o los paseos marítimos durante la semana para que no tenga impedimentos para asistir a la misa dominical.

Prestar su tiempo

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Shutterstock | Lighthunter

Vivir como hijos de Dios no sólo es orar, aunque la oración sea vital. También significa amar a los demás, no vivir como una persona egoísta, retraída en su propio pequeño consuelo.

Mientras nos preparamos para las vacaciones familiares, preguntémonos acerca del lugar que otros ocupan en ellas. Preguntémonos, por ejemplo, si no podríamos invitar a un niño que no se va o a una persona sola; desviarnos para ver a una tía mayor y aburrida que lleva años esperando nuestra visita; dedicar tiempo para escribir verdaderas cartas a nuestros seres queridos sin conformarnos con tarjetas postales con textos redactados deprisa, etcétera.

En el mismo sentido, apoyemos la generosidad de nuestros niños que quieren ofrecer su tiempo como voluntarios.

Sin duda, no es "rentable" ni desde el punto de vista financiero ni desde el punto de vista del éxito académico. Pero es igual de importante.

Preparemos nuestras vacaciones familiares para que juntos o separados permanezcamos unidos por la oración y el amor de Dios.

Ayudemos a nuestros hijos a disfrutar plenamente de estos dos meses, en la verdadera libertad de los hijos de Dios.

Christine Ponsard

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