Tras el trágico accidente aéreo ocurrido el miércoles cerca de Washington, D.C., el padre Frederick Edlefsen, párroco de Nuestra Señora de Lourdes en Arlington, Virginia, dio un paso al frente para consolar a quienes se enfrentaban a una pérdida inimaginable. Su presencia esa noche recordó a muchos el papel vital que desempeñan los sacerdotes en tiempos de crisis.
En el accidente, ocurrido cerca del aeropuerto nacional Reagan, colisionaron un avión de pasajeros y un helicóptero Black Hawk del ejército estadounidense. Ambas aeronaves cayeron en picado al río Potomac, sin dejar supervivientes entre los 60 pasajeros, cuatro miembros de la tripulación y tres soldados que iban a bordo.
Una llamada a estar presentes
El P. Edlefsen acababa de terminar un largo día cuando consultó su teléfono y vio la desgarradora noticia, como compartió con Colm Flynn en EWTN News Nightly:
"Sentí que era realmente mi deber. Sentí un impulso -llámenlo dones del Espíritu Santo o ángel de la guarda... el aeropuerto está dentro de los límites de mi parroquia; tenemos muchos viajeros del aeropuerto Reagan, personal de las aerolíneas viene a nuestras Misas, etcétera. Así que sentí: Necesito estar allí".
Comprendiendo la magnitud de la tragedia, con la ayuda de un feligrés y Caballero de Colón con experiencia en el cumplimiento de la ley, el sacerdote pudo acceder a la zona segura del aeropuerto.
"Pudimos estar presentes, no solo ante las familias en duelo, sino también ante el personal que, cuando fue a trabajar esta mañana, no sabía que esto iba a golpearle", explicó el P. Edlefsen.
Ministerio de apoyo silencioso
El devoto sacerdote pasó horas con las familias, escuchándolas, ofreciéndoles oraciones y, simplemente, siendo una presencia tranquilizadora mientras esperaban noticias de sus seres queridos. A la 1:30 de la madrugada, las autoridades recibieron la devastadora confirmación: no había supervivientes.
El padre Edlefsen explicó lo desgarradora que había sido la noticia para la familia y subrayó la cruda intensidad del dolor. De hecho, lo describió como "probablemente uno de los momentos y situaciones de duelo más intensos que he visto en mis casi 24 años de sacerdocio".
Los sacerdotes como primeros intervinientes espirituales
La actuación del P. Edlefsen pone de relieve el papel, a menudo invisible pero fundamental, que desempeñan los sacerdotes en las crisis personales y públicas. En catástrofes que van desde calamidades naturales a tragedias como este accidente, los sacerdotes están llamados a ser fuentes de fortaleza y consuelo espiritual.
Tras los atentados del 11-S, los sacerdotes atendieron a las víctimas y a los primeros intervinientes en medio del caos. De hecho, el padre Mychal Judge, capellán de los bomberos de Nueva York, fue una de las primeras víctimas mortales de la tragedia.
Durante el huracán Katrina, el clero celebró misas en los centros de evacuación y ofreció apoyo emocional y espiritual a las familias desplazadas. Incluso en crisis personales más tranquilas pero igualmente devastadoras -como una pérdida repentina o una emergencia sanitaria- los sacerdotes proporcionan una presencia tranquilizadora, ofreciendo bendiciones, oraciones o simplemente un oído para escuchar.
"No se trata de tener todas las palabras adecuadas", reflexionó el P. Edlefsen. "El respaldo aquí y la presunción es que no dices nada. Solo estás presente. Escuchas".
A veces, los gestos más sencillos son los más significativos. "La mayoría de las veces está bien decir: '¿Podemos rezar juntos? Y tiene que ser sencillo y breve", explica. "Pero ahora mismo lo mejor es no decir nada. Lo importante es la presencia y la seguridad de tu presencia".

Un signo visible de esperanza
Tras la tragedia, el P. Edlefsen subrayó la importancia de que la Iglesia esté visiblemente presente en esos momentos. "Que la Iglesia esté visiblemente presente es absolutamente clave", dijo. "Tal vez una disposición a rezar, tal vez dar a alguien una bendición si la pide".
La devastación causada por este accidente es un duro recordatorio de la imprevisibilidad de la vida. Pero las acciones del P. Edlefsen demuestran que, incluso en los momentos más oscuros, la compasión y la fe pueden brillar. Sacerdotes como él nos recuerdan que nadie tiene por qué afrontar el dolor solo, y que la Iglesia siempre está dispuesta a acompañar a los que sufren, ofreciéndoles fuerza, consuelo y esperanza.
En el siguiente vídeo puede ver la entrevista completa con EWTN:


