En el siglo XVI, los misioneros españoles llegaron a lo que hoy se conoce como el estado de Michoacán, en el suroeste de México, y construyeron una iglesia dedicada a Nuestra Señora de la Asunción en la localidad de Santa María Huiramangaro.
La iglesia, construida según el estilo gótico tardío y renacentista temprano, supervisaba las comunidades de San Juan Tumbio, Zirahuén y Ajuno. Sin embargo, aproximadamente un siglo después de su construcción, la iglesia cayó en el olvido, ya que una sequía provocó el progresivo abandono del pueblo. Como consecuencia, el pueblo de Santa María Huiramangaro perdió su capitalidad y casi nadie entraba por las imponentes puertas de madera de la iglesia.
Hace unos 10 años, arqueólogos que trabajaban para el Ministerio de Cultura de México y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) iniciaron un proyecto de restauración para devolver a la otrora poderosa iglesia su antiguo esplendor.
En los últimos meses, los restauradores empezaron a limpiar el techo de la iglesia, cubierto de una gruesa pintura blanca con motivos azules. Para su sorpresa, se dieron cuenta de que bajo la superficie se ocultaba lo que parecía una antigua capa de revestimiento. Al desprender la pintura blanca, aparecieron una serie de pinturas perdidas hace mucho tiempo, que databan del siglo XVI.
Las pinturas redescubiertas ilustran capítulos de la vida de santos católicos como Pablo, Pedro, Águeda de Catania y Catalina de Alejandría, así como una representación de la Sagrada Familia. Como se explica en artnet.com, son raros ejemplos de arte hagiográfico (arte que representa la vida de santos) en la región de Michoacán.
La experta restauradora del Centro INAH Michoacán Laura Elena Lelo de Larrea López explicó en un comunicado de prensa:
"Este proyecto nos permitió recuperar una extraordinaria obra en la cubierta horizontal del altar mayor, y descubrir la rica evolución artística, técnica e iconográfica que ha marcado a este recinto religioso".
Tras el sorprendente hallazgo, los restauradores eliminaron cuidadosamente la capa de pintura blanca existente, resultado de los esfuerzos de redecoración mal concebidos de la década de 1940, y limpiaron las pinturas del siglo XVI para devolverles su brillo de antaño.
Además, se limpió el techo de polvo y excrementos de animales, se reforzó con juntas e injertos de madera y se trató con fumigación para prevenir los daños de los insectos que se alimentan de madera.
Según explicó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el redescubrimiento "representa un avance significativo en la recuperación del mobiliario religioso de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción".
A continuación, el equipo de restauración planea seguir buscando posibles pinturas faltantes bajo el techo horizontal de la nave de la iglesia, donde por ahora permanece oculta la decoración original del siglo XVI.