Cada año, desde 1982, el Vaticano se ilumina con el tradicional árbol de Navidad gracias al Papa Juan Pablo II, quien fue el primero en pedir que se instalara un árbol en la Plaza de San Pedro.
El abeto, de 29 metros de altura, fue transportado directamente desde Ledro, una pequeña localidad al noreste de Italia que cuenta con poco más de 5 mil habitantes.
Bajo el árbol se encuentra el belén, o nacimiento, proveniente de Grado, Italia. Éste reproduce una típica vivienda de barro donde los pescadores de las islas compartían "alegrías y sufrimientos de la vida cotidiana".
Una bella imagen de la Iglesia
El sábado 7 de diciembre, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia a una delegación de donantes del belén y del árbol de Navidad de la Plaza de San Pedro, a quienes dijo:
"Llama la atención la majestuosa solemnidad del árbol. Talado respetando los principios ecológicos de la reposición natural del bosque, lleva los signos de muchos años, las numerosas estratificaciones del tronco macizo, los viejos que dan vida a los jóvenes, los jóvenes que envuelven y protegen a los viejos, elevándose todos juntos hacia arriba. Puede ser una bella imagen de la Iglesia, pueblo y cuerpo, desde el que la luz de Cristo se difunde en el mundo precisamente por la sucesión de generaciones de creyentes que se reúnen en torno al único origen, Jesús: los ancianos dieron vida a los jóvenes, los jóvenes abrazan y protegen a los ancianos, en misión en el mundo y en camino hacia el Cielo. Así avanza el santo pueblo fiel de Dios".
Sobre el nacimiento, expresó: "También este símbolo nos habla de la Navidad, en la que Dios se hace hombre para compartir nuestra pobreza, viniendo a construir su Reino en la tierra no con medios poderosos, no, sino a través de los débiles recursos de nuestra humanidad, purificada y fortalecida por su gracia".
Mira las imágenes del árbol de Navidad y el nacimiento en el Vaticano:
Por último, el pontífice habló sobre Tierra Santa, lugar donde nació Jesús. "Recordemos a los hermanos y hermanas que, en cambio, allí mismo y en otras partes del mundo, sufren la tragedia de la guerra. Con lágrimas en los ojos, elevemos nuestra oración por la paz. Hermanos y hermanas, ¡basta de guerra, basta de violencia!"