Amor por esta espiritualidad
Estudió en una escuela Lasallista hasta la preparatoria, y todo ese tiempo creció escuchando de la mística Conchita Cabrera de Armida y de la Espiritualidad de la Cruz, tanto por el hecho de que su madre fue una de las fundadoras del Apostolado de la Cruz en la capital tamaulipeca, como por lo que oía hablar al obispo Eusebio Elizondo.
"Estando en escuela católica, yo iba mucho a misiones. Me llamaba la atención el servicio, el ir a evangelizar a la gente. Esto me apasionaba tanto que llegué a discernir la vida religiosa".
"Pero luego llegó el amor y me casé", confiesa. Fue entonces que se mudó a la ciudad texana de San Antonio.
Difícil prueba familiar
Vino una difícil prueba. Primero, uno de sus hijos comenzó a padecer trastorno de ansiedad; después su hija mayor, que tenía 21 años, enfermó de cáncer.
Explica Martha: "El tumor de mi hija alcanzó el tamaño de un balón de futbol americano y estaba colapsando su pulmón izquierdo, desplazando su corazón y su espina dorsal".
"Yo le pedía mucho a Conchita su intercesión ante Dios", cuenta. Y también su madre y las Religiosas de la Cruz se unieron en la misma súplica.
"El médico que atendía a mi hija me advirtió que, si yo me la llevaba del hospital para pedir una segunda opinión, ella se podía morir". Pero no tuvo que desplazar a la joven enferma, pues Dios intervino de esta manera: inspiró a una enfermera para decirle a Martha que en ese mismo hospital había otro médico que podía atender a su hija. Y resultó ser un médico mexicano, originario de San Luis Potosí, y pariente de Conchita, que tiene un tío que es Misionero del Espíritu Santo.
Así, a través de un corto tratamiento de quimioterapias, su hija se recuperó por completo del cáncer. Simplemente, el gran tumor desapareció. "Cuando el radiólogo le hizo el escáner, dijo que no lo podía creer, porque me hija ya no tenía nada".
Caminando en el Apostolado
Después de tan gran favor recibido, Martha decidió seguir por el camino del Apostolado de la Cruz, al que también su esposo se unió.
"Ahora él y yo tenemos un grupo de matrimonios en el Apostolado de la Cruz y buscamos servir en donde Dios nos llame, con las Hijas del Espíritu Santo, las cuales tienen una gran influencia aquí, en San Antonio".
Cien año de las Hijas del Espíritu Santo
Precisamente, las Hijas del Espíritu Santo acaban de cumplir cien años en dicha ciudad y la presencia de ellas ha sido "una frescura", afirma Martha. "Nos ayudan muchísimo a definir la vocación, no solo sacerdotal con los jóvenes, sino también con los matrimonios y con los padres de familia".
"Las Hermanas están llenas de energía y de un entusiasmo que contagia. Han impactado muchísimo en las parroquias, en las escuelas. Están sembrando el amor y la guía del Espíritu Santo".
El Apostolado de la Cruz en San Antonio
Desde que Gustavo García Siller, Misionero del Espíritu Santo, se convirtió en arzobispo de San Antonio, la Espiritualidad de la Cruz se instaló con fuerza en la Arquidiócesis: "Ya teníamos tres Cruces en diferentes iglesias —explica Martha—, pero él plantó la Cruz en la Catedral, y ha impactado a mucha gente".
"En el Apostolado de la Cruz tienes dos años de formación básica, y luego tomas tu Cruz y se hace un grupo, y así se va haciendo un centro".
En Estados Unidos existen centros en tres regiones, explica: la suroeste, que es California; la Noroeste, que es Washington y Oregon; y la Sur-Noreste, que es Texas, Florida, Nueva York, Ohio e Indianápolis.
San Antonio cuenta actualmente con 220 apóstoles de la Cruz, y el reto que tienen es traducir al inglés las enseñanzas, pues los angloamericanos "también tienen sed de conocer esta espiritualidad que surgió en México".