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Una idea que se ha vuelto muy compartida y promovida antes de casarse y embarcarse en un compromiso tan definitivo es hacer primero una "prueba de manejo" de la relación —un periodo de convivencia— para ver cómo funciona estar juntos dentro de las mismas paredes cuando tienes compras y deberes que hacer, compromisos de trabajo con los que hacer malabarismos y tal vez ya tengas un hijo que criar.
La opción múltiple es la peor opción
De buena o mala gana, hemos tomado prestado este enfoque popular del matrimonio de una mentalidad de consumidor: antes de confirmar una compra, necesito probar si el producto o servicio cumple con mis expectativas. Pero la investigación sociológica muestra que este no es el mejor enfoque cuando se trata del matrimonio.
Más socios significa menos compromiso
La psicóloga Galena Rhoades, que estudia las relaciones entre adultos jóvenes, argumenta en un video en YouTube:
"Generalmente pensamos que tener más experiencia es mejor (…) Pero lo que encontramos para las relaciones es todo lo contrario. Tener más experiencia estaba relacionado con tener un matrimonio menos feliz más adelante. Por ejemplo, encontramos que las personas que habían estado casadas antes, las personas que habían vivido con un novio o una novia antes y que habían tenido más parejas sexuales antes del matrimonio, estaban asociadas con tener una calidad marital más baja más adelante".
Wilcox y Stone: el viejo modelo es el más efectivo
El profesor de sociología y director del National Marriage Project (Universidad de Virginia), W. Bradford Wilcox, junto al demógrafo Lyman Stone, también demostraron en un estudio cuán eficiente es el llamado modelo tradicional y tan denigrado.
Dan McLaughlin cita a Wilcox en National Review:
"Muchos adultos jóvenes de hoy creen que la cohabitación también es un pilar de los matrimonios exitosos, una de las razones por las que más del 70% de los que se casan hoy viven juntos antes del matrimonio. Pero la sabiduría convencional aquí está equivocada: los estadounidenses que cohabitan antes del matrimonio tienen menos probabilidades de estar felizmente casados y más probabilidades de romper.
Según la investigación, las parejas que cohabitaban tenían un 15 % más de probabilidades de divorciarse que las que no lo hacían. Un estudio de Stanford citó otra investigación que encontró que el vínculo entre la cohabitación y el divorcio era especialmente fuerte para las mujeres que cohabitaban con alguien además de su futuro esposo..."
Una cuestión de verdad sobre la humanidad
La fidelidad es una necesidad que descubrimos dentro de nosotros, a pesar de las fragilidades y los fracasos. La exclusividad y el compromiso total en una relación es lo que más responde a nuestros deseos fundamentales de ser amados, conocidos y aceptados incondicionalmente.
No tiene nada que ver con los cuentos de hadas de Disney, sino con cómo estamos hechos y qué tipo de estilo de vida corresponde más a nuestra naturaleza, que es tan compleja y exigente.
Tampoco es una cuestión exclusiva de la Iglesia Católica, que ahora se escucha más clara y fresca, pero que es siempre la misma voz, maternal y magistral, mostrando a la humanidad su propia naturaleza, señalando peligros, virtudes y modelos, y ofreciendo un camino para llegar a ellos.