"Volver a la escuela después de las vacaciones siempre es muy difícil para mí", dice Christine, una consultora de 38 años. El trabajo, la vuelta al cole de mis hijos, la lista de tareas que cada día se hace más larga, por fin la luz que cambia y anuncia el final del verano... Incluso cuando las vacaciones aún no han terminado, lo pienso con tensión interior. Todos los años es lo mismo…”.
Esto también lo siente Pauline, 32 años, médica en un hospital: “Cuando llega el comienzo del año escolar, tengo la impresión de estar muy rápidamente “ahogada”, completamente abrumada, y eso me preocupa mucho. Trato de dar un paso atrás, para no agobiarme con la idea de todas las próximas reuniones de padres e hijos, todas las inscripciones para las actividades de los niños, de los diversos planes de reestructuración de mi establecimiento, sin mencionar el ritmo más que sostenido de mi trabajo. Estoy ansiosa como si tuviera que pasar un examen importante”, confiesa.
Un paso difícil de dar
¿A quién no le gustaría prolongar hasta el infinito las vacaciones sin preocupaciones, marcadas por días de descanso en la playa o aventuras deportivas en plena naturaleza? Pero ahora, lo diario retoma sus derechos nada más salir a la luz el mes de septiembre. Marca el final del verano, la reanudación del trabajo o los estudios, la vuelta al colegio con su ritmo rígido. Es el regreso de la rutina, los plazos, las tareas ingratas, los atascos o el transporte público abarrotado... ¡Un auténtico susto! No es de extrañar que la lista de posibles síntomas sea interminable: nerviosismo, fatiga, sensación de agobio, inquietud, falta de concentración, dificultad para dormir, falta de apetito… Sí, indiscutiblemente, el inicio del año escolar es un paso delicado de atravesar, no debemos olvidar que esta onda expansiva es solo temporal y que ya la hemos experimentado… ¡en cada inicio del año escolar! Buenas noticias: hay remedios para vivirlo con la mayor tranquilidad posible. Aquí hay algunas pistas:
1DECIRSE A SÍ MISMO QUE LA ANSIEDAD POR EL REGRESO A CLASES ES NORMAL.
La vuelta al colegio, al instituto, al trabajo… Es un momento de cuestionamiento, ya sea que lo veamos como un nuevo comienzo o, por el contrario, como un punto de inflexión bastante estresante en el año. Para disminuir la preocupación, ¿por qué no hacer una lista de todas las preocupaciones posibles en la vida, dándoles una puntuación de 0 a 100? En esta escala, cuanto más se acerca a 100, más miedos reales de nuestra existencia, como la muerte, un enfermedad grave o una separación. Sin embargo, muchas preocupaciones del momento están más bien entre 0 y 20… ¿No es el mejor remedio intentar vivir el momento presente?
2CREAR PEQUEÑAS SECUENCIAS DE "VACACIONES"
Un cuarto de hora al sol de la terraza de jun café, un buen desayuno en familia, una caminata para llegar al trabajo... La vuelta al cole no tiene por qué hacer desaparecer todas las cosas placenteras. Al contrario. Es importante no pasar por alto estos momentos de relajación establecidos durante el verano. Y sobre todo, perseverar en este camino para transformar estos rituales festivos en hábitos cotidianos... a la espera de las próximas escapadas bonitas.
3CENTRARSE EN LAS PRIORIDADES.
Quien dice regreso a la escuela, a menudo dice período punta. Una efervescencia que contrasta con el ritmo agradable de las fiestas. Para una vuelta al cole tranquila, es bueno deshacerse de una cierta cantidad de ilusiones, como por ejemplo la de querer controlarlo todo. ¿Consigna? Priorizar las diferentes tareas y prioridades. Recordaremos este precioso consejo de san Josemaría Escrivá : “Haz lo que debes y está en lo que haces”.
4ATRÉVETE A PEDIR AYUDA.
No siempre es fácil afrontar las obligaciones solo y sin ayuda, cuando una pequeña mano amiga aportaría una buena dosis de la serenidad necesaria. Pedirle a un amigo que recoja a los niños o delegar una tarea al hermano mayor puede ser más fácil de lo que piensas. ¿Por qué no programar jornadas de ayuda mutua en turnos para compartir momentos en familia o con amigos?
5DELIMITAR LAS DIFERENTES ESFERAS DE SU VIDA.
Al estar permanentemente conectado, el mundo profesional interviene muchas veces en el ámbito privado y viceversa. La atención se desvía rápidamente por un whatsapp, una llamada o un correo electrónico recibido. Durante una reunión importante, la regla de oro es silenciar las notificaciones personales, como cuando el tiempo está reservado para los niños, para apagar el teléfono del trabajo. Inténtalo al menos… La famosa regla de San Benito impone un tiempo para todo: un tiempo para la oración, un tiempo para las comidas, un tiempo para el trabajo, un tiempo para uno mismo…
6SABER RENDIRSE.
A fuerza de decirte a ti misma que tienes que aprovechar cada minuto de espera revisando tu correo electrónico o haciendo llamadas telefónicas, pierdes la costumbre de saborear los momentos de inacción. Entregar el trabajo a tiempo es una emergencia, pero otras tareas no tienen este carácter de absoluta necesidad cuando se perciben como tales. Como resultado, es fácil descuidar las cosas esenciales: hablar con la familia, ver amigos, caminar en la naturaleza, dormir lo suficiente, realizar una actividad satisfactoria. Reaprender a “habitar” el tiempo, a elegir mejor tus prioridades. Esta es la clave para una vuelta al cole serena, como aconseja Christophe André en su libro La vie interior.
7RECONECTA CONTIGO MISMO A LO LARGO DEL DÍA.
Muchos estudios muestran que la meditación mejora la capacidad de atención junto con la escucha. Permite debilitar el estrés y resistir mejor las solicitaciones permanentes que nos dispersan. El ejercicio consiste en dedicar unos minutos a la respiración, y hacer precisamente eso.
Siéntate, relaja los hombros y luego deja que la respiración vaya y venga, sin intentar controlarla. Esto permite relacionar las sensaciones del aire que entra y luego sale, con los movimientos del cuerpo que respira, devolviendo el pensamiento a la respiración. Un momento perfecto para pensar en todos tus seres queridos. Como aconsejaba la Madre Teresa : “Inhala amor, exhala amor”.
8SONRÍE PARA MEJORAR.
“Sonreír moviliza quince músculos pero enfurruñarse requiere cuarenta. Descanso: ¡sonríe! Este mensaje humorístico que encontramos pegado en las paredes de muchas oficinas o espacios públicos tiene bases neuropsicológicas reales. El simple acto de sonreír aumenta los estados de ánimo positivos. La sonrisa , por tanto, no es sólo un marcador que expresa que uno está bien. ¡También es un inductor, lo que nos hace sentir bien o mejor! Y esta mejora cambia por completo la forma en que interpretamos el mundo que nos rodea.
9PONTE EN LA PRESENCIA DE DIOS LO ANTES POSIBLE.
Cuando te sientas frente al mar, inmediatamente te encuentras frente a una presencia relajante. Nada como sentir gratitud hacia este Dios que nos permite vivir tal momento. Encontrar este “lugar en la presencia” de Dios una vez de regreso a casa es más difícil, pero posible: ¿por qué no crear un lindo rincón de oración o meditar en Dios en silencio mientras se camina, en lugar de tomar el metro? Abrirse a Dios por unos momentos en la mañana ayuda a no caer en el estrés de la recuperación. Ponerse en Su presencia es no tener miedo. Es seguir adelante, aceptando dejarse llevar por Él. Los grandes santos lo entendieron bien.