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“¡Qué delgado estás!”, “¿Me lo parece a mí o estás más gordita?”, ¡Pero qué bárbara, estás más flaca, mantente así!, “estás que sos un palito”, “mirá que te vas a volar”...
Seguramente son opiniones que escuchamos o decimos en más de una ocasión, generalmente cuando nos encontramos con algún amigo (o amiga), compañero de trabajo, de estudio o incluso en la propia familia.
Lamentablemente estamos acostumbrados a recibir o hacer este tipo de comentarios o incluso bromas y hablamos sobre la apariencia física de otra persona como algo normal. Pero, en realidad, no nos damos cuenta de que este simple comentario puede hacerle daño a la persona, y que nosotros no podemos juzgar el estado físico de nadie, del mismo modo que nadie debería opinar sobre nuestro cuerpo si no lo pedimos.
Estar delgado no es sinónimo de estar sano, y las personas con bajo peso muchas veces no están conformes con su cuerpo. Debemos saber que son muchas las razones que llevan a un individuo a estar más delgado o más gordo. Si desconocemos la causa, podemos incluso llegar a lastimar con nuestras palabras al otro.
¿Estar delgado es sinónimo de salud?
¿Sabemos por qué ese amigo o familiar está tan delgado o gordo, y si le sucedió algo para estar así?
Quizás estuvo enfermo y adelgazó porque hace días que no tolera alimentos, o le diagnosticaron alguna patología y tuvo que empezar a hacer una dieta estricta. O tal vez es una madre que recién tuvo familia y no tiene tiempo para cocinar por lo que compra la comida ya elaborada (principalmente ultraprocesados), o está gorda porque está cursando una depresión y está con ansiedad por la comida.
Realmente desconocemos el motivo. Son infinitas las razones por las cuales una persona puede estar a la vista de uno “más delgado o más gordo”, esas personas ya saben como están y pueden estar sufriendo por ello y nosotros no somos los que debemos repetirlo sino ayudarlos si es posible.
Vivimos en una sociedad en la que estamos buscando todo el tiempo mejorar nuestra imagen corporal y en una constante lucha por mantener una “figura delgada perfecta”. Además lo asociamos a que es la mejor manera de estar sano y no es real, porque estar delgado no significa estar sano.
No siempre una persona delgada goza de buena salud. Lo más importante es llevar un estilo de vida saludable, mantenerse activo, realizar ejercicio, deporte o caminar, alimentarse sano, no fumar, no consumir alcohol... Son algunos ejemplos.
Delgadez por naturaleza, por hambre o extrema
Hay distintas formas de estar delgado. Unas son saludables y otras no.
Encontramos que hay personas que por naturaleza o genética son más delgadas, ya que presentan un metabolismo mucho más rápido que el resto, lo que hace que los alimentos que ingieren sean asimilados más rápido y no se acumulen en el organismo en forma de grasa.
Algo positivo, pero sucede que por lo general estas personas no se cuidan en su alimentación. Comen más comida ultra procesada de lo normal porque saben que no engordan, pero les puede provocar una alteración en la salud (colesterol, diabetes, entre otras), debido al alto consumo de grasas y azúcares.
Por otro lado, están los delgados que hacen dietas de todo tipo e incluso pasan hambre para no engordar. Esto es contraproducente porque una vez que abandonan estas dietas vuelven a engordar o incluso suben más kilos que antes.
Y también se encuentran aquellos con una delgadez extrema, un problema grave, igual que el sobrepeso y la obesidad, porque las personas que lo padecen sufren por ello tanto fisiológica como emocionalmente. Esto puede derivar en un problema de autoestima y afectar a su calidad de vida e imagen corporal.
Se habla de delgadez cuando el Índice de Masa Corporal (IMC= peso en (kg) /estatura (m)2) es inferior a 18.
Este tipo de delgadez es resultado de dietas restrictivas severas o ayunos durante un periodo de tiempo prolongado. Viene acompañada de alguna deficiencia nutricional importante. Lleva consigo otras consecuencias para la salud como puede ser anemia, depresión.
Con un control y tratamiento guiado por un profesional la persona puede volver a un peso normal y recuperar su salud.
Delgado y saludable
Es fundamental comprender que no tenemos que adelgazar para estar “bien y perfectos” solo para la imagen que proyectamos hacia los demás, o porque estar con menos peso nos hace más lindos. Hay que mantener un peso sano porque necesitamos cuidar nuestra salud, nuestro cuerpo, el templo de Dios.
Un peso normal no es el mismo para todos, varía según cada persona. Para alcanzarlo es necesario alimentarse correctamente con el fin de evitar deficiencias nutricionales. Si es posible, hacer deporte, caminar, hacer algún tipo de actividad física que nos guste y nos mantenga activos.
Si es necesario se puede buscar el asesoramiento de un nutricionista para que le ayude a mejorar o incorporar hábitos alimentarios saludables conformes a su estado de salud, rutinas y demás.
Y recuerda evita opinar sobre el cuerpo de otros si no te lo piden, porque nuestras palabras pueden hacer daño. Mejor busquemos siempre la forma de ayudar, escuchar y apoyar a ese amigo, compañero o familiar que lo necesita.