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Las últimas medidas preventivas tomadas por las autoridades en distintos distritos de la Argentina restringen la posibilidad de participar del culto a niveles casi absurdos.
Tras el confuso episodio que llevó a que policías interrumpan una comunión en una parroquia del conurbano, en algunas provincias se ratificó que no se puede participar de la misa en lugares cerrados y se impusieron estrictos aforos para la celebración al aire libre.
En Buenos Aires, para celebraciones en espacios abiertos, se habilitó la participación de hasta 10 fieles, independientemente del lugar disponible, una restricción prácticamente impracticable cuyo estricto cumplimiento supondría echar fieles de cualquier Eucaristía.
Obispos de Buenos Aires ya tuvieron su reunión con las autoridades provinciales mientras que los de Santa Fe, en la misma línea, alzaron la voz:
“La dimensión religiosa de la persona humana es un aspecto esencial del bienestar integral de la población y el fortalecimiento espiritual de las personas; por lo cual las medidas y disposiciones que tomen las autoridades deberían atender siempre a su resguardo”.
El arzobispo de La Plata, Víctor Fernández, junto con dos obispos en representación del conurbano y del interior de la provincia de Buenos Aires, se reunieron con el Jefe de Gabinete bonaerense Carlos Bianco. Según el comunicado del Arzobispado, en un amable encuentro, “los obispos plantearon que, desde el punto de vista meramente fenomenológico, los actos de culto tienen características tan diferentes a los actos deportivos o de esparcimiento, que se vuelve indispensable analizarlos separadamente. Particularmente porque, por sus características de poca interacción entre los asistentes, los riesgos de contagio son menores”.
Ni en los argumentos esgrimidos por los obispos de Buenos Aires, ni los de Santa Fe, que emitieron una misiva conjunta, hay un desconocimiento al personal de salud afectado a la atención de la Pandemia. Por el contrario. En distintas diócesis obispos y otros ministros acercaron estos días en torno a la Solemnidad de la Virgen de Luján una imagen de la patrona de los argentinos a los hospitales para rezar con y por los enfermos, y con y por el personal de salud. La reacción fue espontánea, e inmediata, de gratitud por la cercanía y el apoyo espiritual.
Y tampoco, en estas comunicaciones u en las de la gran mayoría de las comunidades católicas, hay un desconocimiento a la importancia de las medidas preventivas como el uso del tapaboca, la ventilación de los espacios, el distanciamiento y la higiene de manos frecuente. Se trata, como indica el comunicado del Arzobispado de La Plata y una carta publicada previamente por su Arzobispo, de “establecer medidas proporcionadas”.
“Estas nuevas restricciones parecen desconocer este valioso esfuerzo de nuestro pueblo, imponiendo condiciones que dificultan aún más la participación de los fieles en todas las actividades religiosas. Sumar restricciones, no es la solución que nuestro pueblo espera y necesita para crecer en la responsabilidad personal y social”, escribieron los obispos de Santa Fe.
Es que las Iglesias diocesanas en general, y las comunidades parroquiales que las componen en particular, han hecho un notable esfuerzo para poder seguir alimentando la necesidad espiritual de las personas.
Por un lado, se ha aclarado a los fieles que en estas circunstancias extraordinarias se exime del precepto dominical. Por otro, se han realizado esfuerzos humanos y económicos para poder transmitir misas. En ocasiones, como las redes sociales transparentan, tienen más visualizaciones en vivo que actos políticos o incluso programas televisivos transmitidos por la misma vía.
Y, en la medida que las aperturas lo han permitido, han multiplicado las celebraciones para cumplir con aforos seguros reducidos. Esto sin suspender, en muchos casos, las transmisiones. Todo intensificando canales de caridad con los más vulnerables, creciendo en la pastoral de la salud, el duelo y el consuelo, y padeciendo pérdidas humanas tanto entre fieles como entre ministros.
No hay límites, si hay protocolos cumplidos, para concurrir al trabajo. Durante el día, al aire libre y también distanciamiento, los locales gastronómicos pueden abrir. Las ligas profesionales siguen disputando sus encuentros.
Los actos políticos congregan a decenas, incluso con la presencia de las más altas autoridades. Esto, de a momentos, sin ningún tipo de distanciamiento. Pero en distintas partes de la Argentina está vedada la posibilidad de asistir a misa a templos parroquiales. Aquí sin importar que sean inmensas y ventiladas basílicas o pequeñas capillas, o siquiera en grandes jardines.
Según el comunicado del Arzobispado de La Plata, al menos en el caso de la provincia de Buenos Aires, “el jefe de Gabinete acogió positivamente los planteos y prometió realizar un nuevo análisis incorporando los planteos presentados”.
El punto 14 de la Constitución Nacional establece que todos los habitantes dela Nación tienen derecho a “profesar libremente su culto”. Además, en la Argentina, la Declaración Universal de los Derechos Humanos tiene jerarquía constitucional. En su punto 18 establece:
“Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.