El 1 de mayo, durante una celebración de primeras comuniones de la parroquia Corpus Christi, de la localidad bonaerense de Temperley, dos oficiales de policía interrumpieron la Misa antes de la consagración pidiendo su suspensión.
Ante los micrófonos, y con los reclamos de los asistentes de que suspendan actividades comerciales feriales, el párroco Guillermo intentó explicar a los oficiales que, según él entendía, la legislación habilitaba encuentros religiosos al aire libre con hasta 30% de aforo, y allí, en un espacio con capacidad para 400, se cumplía.
Los oficiales respondieron que el presidente Alberto Fernández había suspendido bautismos y sacramentos. La discusión prosiguió en términos siempre respetuosos, y se permitió que se termine la Misa antes de desalojar el espacio.
“Los chicos se merecen” el sacramento, dijo el policía al retirarse, incluso pidiendo disculpas, pero reclamando respeto por su labor.