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En el marco de medidas preventivas para hacer frente a la segunda ola de COVID en la Argentina, el gobierno argentino prohibió para el Área Metropolitana de Buenos Aires, Ciudad y gran Buenos Aires, las celebraciones religiosas comunitarias en las Iglesias. Se trata de una restricción que, inicialmente, se toma por 15 días. En ambas regiones viven cerca del 40% de los argentinos.
El documento oficial, que había sido adelantado el martes por el presidente Alberto Fernández en un mensaje grabado, estipula que “se dispone la suspensión del funcionamiento de los shoppings y los centros comerciales y de todas las actividades deportivas, recreativas, sociales, culturales y religiosas que se realizan en ámbitos cerrados”.
La reacción fue inmediata. Tanto por la medida, que no se condice con los comportamientos comunitarios que en general han mostrado un gran respeto a las medidas de prevención en las iglesias, como por la consideración que se le da a la dimensión religiosa de las personas en el enunciado, a la par del ocio e incluso la actividad comercial.
El Obispado de San Isidro emitió un comunicado en el que sus obispos remarcan que “el Culto está siendo celebrado con cuidados extremos, respetando las normas y protocolos vigentes”. "Por eso es que no estamos de acuerdo con la suspensión de las celebraciones en los templos. Consideramos que su desarrollo es esencial para alimentar el espíritu de nuestro pueblo ante situaciones que deben encontrarnos con fortaleza espiritual y una esperanza firme", completan.
En líneas similares se expresó el obispado de Morón, en una carta en la que su obispo recuerda que “hay necesidades en pandemia que ni la ciencia o el entretenimiento satisfacen”.
“Celebrar la misa en nuestros templos, encontrarnos como hermanos a compartir el Pan de Vida; no es para nosotros un evento más, comparable incluso a una actividad deportiva o social. Es celebrar el triunfo de la Vida sobre la muerte; del Bien sobre el mal, de Cristo el Señor que resucita de entre los muertos”, escribe su obispo.
Ambos obispados, así como otros como Merlo-Moreno, invitan a que se celebre la Misa al aire libre, con cumplimiento de medidas restrictivas, y animan a que las comunidades transmitan las celebraciones por redes sociales. En cuanto a las celebraciones al aire libre, como expresó el Arzobispo de La Plata, “esperamos que, tal como se prometió, esta indicación rija sólo por 15 días dado que la cercanía del tiempo frío no permitirá prolongarlas demasiado”.
La suspensión de la actividad escolar también suscitó gran polémica. Después de un 2020 sin clases, en el ámbito metropolitano se permitió el regreso a las aulas en los niveles inicial, primario y secundario, a partir de finales de febrero. En pocos lugares son tan estrictos los protocolos de seguridad como en los colegios.
En el mensaje de los obispos de San Isidro, se hace eco de un malestar social muy fuerte en torno a la medida, y enfatizan en la situación en barrios carenciados, donde la continuidad en escenarios de virtualidad, debido a las múltiples carencias, es más dificultosa:
Otras medidas incluyen la restricción de la circulación entre las 20 y las 6 y la restricción a bares y restaurantes de abrir en ese horario y de atender en interiores durante el día.
En los últimos 14 días, los casos de COVID en la Argentina subieron un 94%. El crecimiento también se registró en los decesos, en un 87%. Los últimos tres días el promedio de nuevos casos superó los 25,000, cuando el máximo en 2019 para un día había sido de 18,326. En total, al 16 de abril, cerca de 2,630,000 de argentinos padecieron la enfermedad, y cerca de 59,000 perdieron la vida por sus causas.