Atribuyen falsamente a Rubén Pérez Ayala, sacerdote fallecido en la explosión del miércoles en Madrid, la autoría de una preciosa historia sobre un niño monaguilloLa historia titulada “El beso de Jesús” relata una preciosa anécdota vivida por José Rodrigo López Cepeda hace más de 20 años, poco tiempo después de haber sido ordenado sacerdote y nombrado párroco del santuario de Santa Orosia, ubicado en los montes de Yebra de Basa, en el Pirineo aragonés (España).
El mismo sacerdote fue quien primero tituló, redactó y publicó esta experiencia en su página de Facebook.
En Aleteia su historia nos pareció tan bonita, que quisimos hacérsela llegar a nuestros lectores, siempre mencionando la fuente original y sus dos protagonistas: José Rodrigo López Cepeda y el pequeño Gabriel, un niño con una enfermedad degenerativa en los huesos y con problemas evidentes de psicomotricidad.
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Otra historia
Curiosamente, ayer, pocas horas después de conocer la triste noticia del fallecimiento de Don Rubén Pérez Ayala, el sacerdote que resultó herido el pasado miércoles en una explosión de gas en Madrid, fuimos muchos los que recibimos a través de WhatsApp la historia de “El beso de Jesús”.
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La anécdota seguía siendo la misma, Gabriel seguía protagonizando el relato, pero se atribuía la autoría del escrito de esta anécdota a otro sacerdote, el recién fallecido Rubén Pérez Ayala. Además, se comenta también que Gabriel tiene Síndrome Down, discapacidad no mencionada por Don José.
El otro protagonista
No sabemos cuáles fueron las intenciones de quien compartió esta anécdota de López Cepeda haciéndola pasar como una experiencia vivida por Pérez Ayala.
El verdadero protagonista de esta historia conoció al pequeño Gabriel seis meses después de haber sido ordenado sacerdote (hace ya más de 10 años).
Este último dato es el único donde encontramos una coincidencia con Rubén Pérez Ayala quien ha fallecido, según informó el arzobispado de Madrid, medio año después de que fuera “ordenado sacerdote por el arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, el pasado mes de junio”.
La bella verdad
Con esta publicación queremos alertar a nuestros lectores sobre cómo lo que nos llega a través de las redes sociales puede ser manipulado.
Contrastar la información se ha convertido en una necesidad para todos porque, como vemos, también a veces hay falsedad en las bellas historias.
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Lo bueno es que la realidad y la verdad es aún más bella. No solo hemos de estar agradecidos por la vida y la respuesta vocacional de Rubén Pérez Ayala y por la del pequeño Gabriel.
También lo estamos por el sí de José Rodrigo López Cepeda, que tras más de 20 años de sacerdocio seguro que tiene muchas más bellas anécdotas por contar. De hecho, al conocer esta noticia, comentó lo siguiente en su página de Facebook.
Y es que la generosidad José Rodrigo López Cepeda encaja con la demostrada por Rubén Pérez Ayala. Y si quieres conocer una experiencia real protagonizada por el sacerdote fallecido te invito a leer este vídeo grabado durante el confinamiento vivido el año pasado en España. Rubén y otros sacerdotes quisieron alegrar a sus vecinos de la calle Atocha de Madrid. Por ello, se les ocurrió cantarles bonitas canciones asomándose a los balcones del edificio ahora derrumbado.
La realidad suele ser más bella que la ficción.
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