Tony Williams, físico de 75 años, no podía imaginar que su lamento recibiría miles de respuestas desde los 5 continentes.
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Tony Williams reside en Alton, East Hampshire (Reino Unido). Es una localidad conocida por Jane Austen, quien vivió allí los 8 últimos años de su vida. La historia de Tony bien podría ser una novela de la autora de “Orgullo y prejuicio”, porque también está cargada de amor.
Tony tiene 75 años y llevaba 35 años de feliz matrimonio con su esposa Jo. Lamentablemente, ella falleció en mayo a causa de un fulminante cáncer de páncreas y, en nueve días, la vida se volvió vacía para Tony. Vacía pero no sin sentido: Tony quería vivir y no estaba dispuesto a renunciar.
El anciano viudo notaba el silencio en su casa. No tenía familia cercana, no habían tenido hijos ni tampoco existían parientes lejanos que se hubieran comunicado con él, de modo que ideó un sistema para hacer amigos: imprimió unas tarjetas de visita con su nombre, teléfono y correo electrónico por si entablaba conversación con alguien en el supermercado. Entregó 23, pero nadie le llamó ni le escribió.
También puso anuncios en el periódico local con mensajes como: “Solo quiero una persona normal con quien pueda hablar. Puedo hablar con cualquiera sobre cualquier tema”. Pero no surtieron efecto.
“¿Nadie puede ayudarme?”
Entonces Tony colgó un cartel en la puerta de su casa en el que dejaba claro cómo se sentía: “He perdido a mi Jo, mi amada esposa y mi alma gemela. No tengo amigos ni familia. Nadie con quien hablar. Encuentro el silencio incesante las 24 horas del día una tortura insoportable. ¿Nadie puede ayudarme?”.
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Tony fue valiente y rompió con el falso pudor que puede impedirnos salir en busca de ayuda cuando la necesitamos. No siempre los demás, las personas que podrían ayudarnos, están al corriente de lo que nos ocurre, sobre todo si se trata de sentimientos o de salud mental.
De la situación de Tony se hicieron eco algunos medios de comunicación y la fotografía del anciano con el cartel se hizo viral en las redes sociales. Tony no imaginaba lo que iba a ocurrir.
Avalancha de respuestas
En pocos días, el correo electrónico quedó saturado de mails de los más diversos países en los que personas desconocidas hasta el momento le enviaban mensajes de apoyo, le ofrecían su amistad o le contaban su experiencia de duelo personal pensando que compartir la misma situación le ayudaría.
Otros llamaron por teléfono a Tony. Hasta el punto de que este físico de 75 años cuenta ahora con un ingente número de “nuevos amigos” que conversan con él a diario.
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“Esto me hace saltar las lágrimas”
Tony vive ahora sonriente y feliz. “El amor y la compasión que la gente me ha demostrado me hace saltar las lágrimas. Me han enviado mails preciosos. Me han llegado correos electrónicos con dibujos de sus niños, con fotos de sus mascotas, me hablan de sus sueños y de lo que piensan acerca de lo que me ocurre”, explicó a “The Daily Mail”.
La petición de una profesora
“Una profesora me preguntó si sus alumnos me podrían escribir cartas. Me puse en contacto con ella y le dije que sería magnífico. Me encantaría”.
Ha recibido muchos mensajes desde Estados Unidos y Canadá, pero también desde Australia, la India, Egipto, Holanda y, por supuesto, el propio Reino Unido. Son tarjetones de estilo británico pero también folios y hojas de libreta, fotos…
Tal vez haya en todos estos acontecimientos el argumento de una nueva novela victoriana, a lo Jane Austen, para hablarnos del año en que Tony pudo vencer la soledad poniendo algo de su parte.
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