Nuestra madre, como principal cuidadora y figura de apego en los primeros años de vida, tiene un rol fundamental en la formación de nuestra identidad, autoestima y bienestar emocional. Sin embargo, hay situaciones en las que esta relación, especialmente madre e hija, se puede ver afectada, provocando ciertas heridas psicológicas.
Cumplir con expectativas
Es con nuestra madre con quien formamos nuestro primer vínculo, de tal forma que su figura impacta de gran manera a nivel psicológico. La especialista en psicología Nicté Sánchez, especialista en la sanación de las heridas con un enfoque católico, ha abordado el tema mencionando:
"Hay mamás que no fueron tratadas como hijas. Cargaron con responsabilidades que no corresponden a su edad. No pudieron aprender a manejar las obligaciones desde un lugar seguro. No hubo adultos que las pudieran ayudar".
Con ello, explica que muchas veces como hijas podemos llevar el peso de las altas expectativas que se generan por parte de nuestra madre, de tal forma que crecemos con ciertas carencias o temores. Esto ocurre debido a que, al no haber una figura de apoyo en la vida de tu madre, se formó desde aquellos miedos que pudo experimentar en su momento.
¿Cómo identificar heridas provocadas por mi madre?
Nicté comparte que estas heridas pueden manifestarse por medio de inseguridades o dificultades que podamos tener actualmente en las relaciones que formamos. Así como también algún resentimiento que no permita que la relación con nuestra madre sea la mejor.
Como ves, estas heridas pueden ir pasando de generación en generación, por lo que es importante detectarlas y así poder tratarlas para tener una mejor autoestima y quitarnos los miedos.
¿Qué puedo hacer para romper con las heridas maternas?
Después de que hayas identificado aquellos patrones que están influyendo de manera negativa en tu vida, es momento de tomar acción, pues no hay nada mejor que estar bien con uno mismo y con nuestra madre.
1Busca ayuda profesional
Puedes acercarte a un experto en el ámbito para que pueda ayudarte a tratar esas heridas que actualmente lastiman. Recuerda que el primer paso es ser consciente de ellas para poder sanarlas.
Por lo tanto, Nicté comparte que un profesional puede proporcionarte una serie de herramientas que te ayudarán a comprender y transformar dichas heridas.
2Perdonar
Un paso importante para avanzar en la sanación es el perdón. Cuando perdonamos de corazón sentimos cómo esa gran carga que llevábamos es liberada, convirtiéndonos en nuevas personas. De esta manera, también podremos ser compasivos con nosotros mismos.
3Acércate a María Santísima
Ella es nuestra madre por excelencia y sin duda un gran modelo de figura materna, ¿quién mejor que ella para acompañarnos y protegernos mientras recibimos su amor maternal?
María es esa dócil mujer en la cual podemos refugiarnos totalmente; pero también en muchas santas que se abandonaron al amparo maternal de la Virgen. Una de ellas es santa Teresita del Niño Jesús.
Hoy, de la misma manera, puedes acercarte a María como hija y pedirle que te ayude a imitarla. Recuerda que las heridas se pueden transformar en vida, tal como lo menciona el padre José Luis Santoscoy en su libro sobre las heridas.
4Enfrenta el miedo
Muchas veces, por miedo, hacemos a un lado nuestras heridas y preferimos vivir ignorándolas como si no existieran, aunque sabemos que están ahí como una espina que duele. "No se entristezca tu corazón… ¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?" Esas fueron las palabras de María de Guadalupe que hoy nos resuenan en el corazón.