A sus 86 años, Leopoldo Abadía es un fenómeno editorial. Con la crisis mundial de 2008, se convirtió en autor de best seller gracias al libro “La crisis ninja”, que clarificaba la situación con explicaciones sencillas y claras para el público general.
Desde entonces ha seguido dedicándose a explicar la economía a los “dummies”, pero también a aportar valores como el amor al trabajo, la integridad o el cuidado de la familia.
El primero en adaptarse
Cada libro suyo es un éxito de ventas y estaba previsto que en este 2020 volviera a serlo con un nuevo título, “Sonriendo bajo la crisis” (Ed. Espasa). Todo estaba listo en el grupo editorial Planeta para que el Día del Libro (23 de abril) y la Feria del Libro de Madrid (en mayo) alegraran la caja de miles de librerías en España.
Pero no fue así. El 14 de marzo se decretó el estado de emergencia en su país, y las montañas de ejemplares que iban a servirse en las tiendas, kioscos, librerías de aeropuerto y grandes superficies quedaron paradas en el almacén.
En ese momento, ocurrió algo imprevisto: el título del libro se hizo realidad, como podrá verse a continuación.
A los dos días de confinamiento, el 16 de marzo, Abadía -que tiene 86 años– se puso manos a la obra para ayudarnos a todos a sonreír bajo la crisis. Reactivó su cuenta de Instagram y, con el apoyo de su hijo Gonzalo (su manager desde hace más de 10 años), grabó un pequeño vídeo.
Su intención era muy clara: “Queridos amigos, hoy empiezo -decía- una tanda de videos diarios para hablaros de cosas. Así os hago y me hacéis compañía. En estos días de confinamiento os mando un fuerte abrazo y sigamos SONRIENDO BAJO LA CRISIS!”.
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Y eso es lo que ha hecho en estos más de 60 días. Graba un minuto de vídeo diario en el que, a poquitos y con grandes dosis de humor, expone claramente cómo superar la situación: “Con la actitud de Gene Kelly, cantando bajo la lluvia y sonriendo”, afirma. Siempre es breve, claro y positivo: un “gurú campechano”, lo llama su editorial.
Tres deseos inmediatos
Leopoldo Abadía escribió este libro antes de que comenzara la pandemia, pero su relato ha sido premonitorio, tal vez porque vive muy pegado a la realidad.
Ahora no promete dar soluciones sacadas de una chistera, pero sí apunta lo que le indica la experiencia como profesor de la escuela de negocios IESE jubilado, padre de 12 hijos y católico practicante.
Explica que hay tres puntos que le gustaría que ocurrieran:
- Que nos diéramos cuenta de que no somos el rey del mambo.
- Que nos diéramos cuenta de que, o somos europeos (habla para el lector español, en este caso) o somos unos desgraciaos, que es peor que desgraciados.
- Que nos diéramos cuenta de que somos parte de una comunidad y que nos necesitamos unos a otros y que todo lo que hagamos por los demás es muy bueno, para ellos, porque ganan en humildad, y para nosotros, porque ganamos en generosidad.
Entusiasmar a una sociedad fatigada
- No quejarse nunca.
- Perseverar cada día.
- Luchar para tener cada día más criterio.
- Intentar vivir con normalidad.
- Distinguir a la primera el bien del mal.
- Formarse en la Verdad de verdad y no en pequeñas verdades.
- No dejarsearrollar por lo anormal.
Ser muy buena persona y muy buen profesional
¿Cómo mejorar el mundo? Lo resume en una frase: “Siendo muy buena persona y muy buen profesional”. Y para ello se necesitan grandes dosis de humanidad ante tamaña tarea: “Hace falta -explica- mucha gente que enjugue muchas lágrimas, que dé mucha cultura, que dé mucha paz”.
El libro “Sonriendo bajo la crisis” aparece en el mercado el próximo martes día 19. Ya puede comprarse en internet. En estos dos meses de Instagram, el propio Abadía ha dado ejemplo de cómo se puede ser mayor y seguir siendo joven de espíritu, aprendiendo cada día: hoy ya es un instagramer más experimentado.
Su mensaje de anteayer era tremendamente inspirador:
“Aunque no puedes elegir dónde nacer, ni a tus padres, ni tu raza, ni tu posición social, sí puedes elegir ser buena persona. Esta frase de Swami Shantamritananda Puri creo que habla por sí sola.”.
Y ayer nos habló de la elegante austeridad en esta charla que dura poco más de un minuto que merece la pena escuchar:
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