Vivir en confinamiento, el teletrabajo o la pérdida del empleo son algunas de las circunstancias a que muchos se enfrentan sin haberlo planificado. ¿Cuál es nuestra mejor respuesta?
Los últimos meses han supuesto un cambio radical en la vida de millones de personas en el mundo. Nos hemos encontrado, de la noche a la mañana, amenazados por un coronavirus que por el momento es altamente letal. Esto nos ha llevado a una situación impensable: algunos estamos obligados a vivir en confinamiento por largo tiempo, otros han perdido el empleo, otros vuelven a la vida social pero con muchas medidas de precaución…
La mayoría hemos tenido que cambiar las rutinas de nuestra organización diaria: pasar al teletrabajo, redistribuir las tareas familiares, etc… sin desatender a personas -vecinos, ancianos, discapacitados- a los que -paradójicamente- no podemos acercarnos.
Problemas y resistencia al cambio
La vida se nos ha «complicado» extraordinariamente y la cabeza ha tenido que ponerse en marcha para hacer un multitasking contínuo: trabajo pero estoy alerta con los niños en la telescuela desde casa, consulto al médico los síntomas de un familiar que parece que está contagiado, gestiono los trámites para acogerme a las ayudas públicas, intento estar informado, hago la lista de la compra para un tiempo más largo de lo habitual…
Muchos habremos notado cierta resistencia al cambio.
«Síndrome de la cabaña»
Primero nos costó el confinamiento y ahora algunas personas presentan algo que los psicólogos denominan «el síndrome de la cabaña», que consiste en un miedo poco racionalizado a salir de casa. Es, en parte, un mecanismo de defensa.

Miedo al futuro
Pero más allá del miedo a salir de casa, se encuentra el miedo global a lo que está por venir en nuestra vida, porque sabemos que muchas cosas han cambiado o van a cambiar.
Nos podemos preguntar:
- ¿Me costó quedarme en casa y ahora me cuesta salir?
- ¿Mi primera reacción ante un cambio es la queja y eso me sumerge en un bloqueo?
- ¿Pienso que voy a remolque de lo que está ocurriendo a mi alrededor?
- ¿Me da la sensación de que me ha atrapado una bola de nieve y caigo sin remedio?
Incertidumbre y estrés
La sensación de ser arrastrado por un oleaje que no controlo es muy negativa. Nos agota y provoca síntomas como el insomnio o el estrés porque crea incertidumbre acerca de nuestro futuro. Y nos entristece ver que no gobernamos nuestro presente. Hemos dejado de ser dueños de nuestro destino.
El consejo de Hawking
Cuando esto ocurre, vale la pena recordar la frase de Stephen Hawking:
«La inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios».

La actitud más beneficiosa que puede darse ante los cambios que presentan una dificultad objetiva -como es el caso de la pandemia del coronavirus- es la de la flexibilidad.
La clave está en ser flexibles. Eso implica uan serie de pasos que encontrarás en la galería fotográfica o pasando a la página siguiente: