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Así es como el coronavirus está cambiando la vida de la Iglesia

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Macarena Gayangos - publicado el 15/04/20
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Emocionarse al recibir la bendición de los ramos por internet o al ver a los hermanos que hace tiempo que no ves, rezar de verdad ante la emisión de la Eucaristía,… El desafío al estar conectados en una misa o momento de oración “on line” es no ser meros espectadores sino vivir la experiencia sacramental

Más de 50 mil conexiones tuvo la misa de Domingo Ramos transmitida a través de distintas plataformas presidida por el arzobispo de Santiago de Chile, Celestino Aós.

Debido a la prohibición de reuniones masivas a causa del coronavirus, sacerdotes, obispos y comunidades han tenido que innovar y aprender del manejo de redes sociales para llegar a la gente.

“El desafío de estar en las plataformas es que el laico de a pie no sea un espectador sino que viva la instancia o experiencia sacramental al estar conectado en una misa o momento de oración”, explica Luis Felipe Allende, director de comunicaciones de la Pastoral de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Esta Pastoral fue una de las primeras en Chile en transmitir misa de lunes a viernes a las 13:00 horas a través de Instagram IGTV.

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“Para nosotros fue una sorpresa ver la cantidad de conexiones que logramos los primeros días. Después comenzamos a subirlas a nuestro canal de Youtube”, cuenta Allende.

“Sin embargo, la responsabilidad y la constante innovación que se nos presenta para que los jóvenes vivan esta experiencia religiosa, nos llevó a crear y desarrollar  un portal con distintos recursos pastorales orientados para todos, no solo jóvenes sino que a todos; así nació en dos semanas Anclados.cl”, detalla el director de comunicaciones de la Pastoral.

Anclados.cl ofrece recomendaciones de libros, material audiovisual y Podcasts para colaborar en la formación de la fe de toda la familia. 

El nombre de este portal viene “de una imagen muy antigua del cristianismo (el ancla), que quizás se ha perdido en la actualidad pero que se encuentra en la arqueología cristiana, como signo de que los fieles estamos fijos en la esperanza del cielo y al corazón de Jesús”.

“Queremos vivir estos tiempos de cuarentena anclados en nuestra fe, en Jesucristo, en la comunidad, encontrarnos”, comenta el padre Fernando Valdivieso, capellán general de la Universidad Católica.

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Di HQuality – Shutterstock

Otro ejemplo son las misas ofrecidas por el Facebook del Hogar de Cristo, institución creada por san Alberto Hurtado hace 75 años.

“Nunca había hecho una misa on line, así interactuando con la gente por internet. Es la primera vez y con esta experiencia, y con todo lo que nos ha tocado vivir con el teletrabajo, creo que aprenderemos a comunicarnos de una manera distinta con las personas”, comentó el sacerdote José Yuraszeck, capellán general del Hogar.

“Nos conectamos a través de Zoom y pudimos recibir de manera virtual la bendición de los ramos junto a don Celestino. Eramos más de 100 jóvenes de Santiago y no esperaba emocionarme, sobre todo, en la bendición. Me llenó de energía y esperanza poder ver caras del equipo de servicio y que no he visto hace mucho rato”, dice Tomás Farías, del equipo de servicio de la Vicaría de la Esperanza Joven de Santiago.

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Arzobispado de Santiago de Chile

Esta pandemia también ha hecho replantearse todos los proyectos pastorales en la Iglesia en Chile y en el mundo. La Pastoral de la UC tampoco es ajena a esta situación.

“Tenemos más de 30 proyectos distintos y uno de estos es Calcuta, el cual acompaña a las personas en el dolor en cárceles, hospitales, hogares de ancianos y de niños”.

El acompañamiento se hace de forma física; los jóvenes asisten semanalmente.

“Pero bajo estas circunstancias lo estamos replanteando y lo estamos realizando a través del teléfono o videollamadas. Ahora más que nunca es necesario acompañar a tantos que están solos y, en muchos casos, abandonados” relata Luis Felipe Alliende.

Otro aspecto fundamental para el equipo de la Pastoral UC fue cambiar la forma de trabajar los contenidos evangelizadores. 

“Ya no están las reuniones física ni el contacto, no hay papel, entonces debimos cambiar la mirada hacia el mundo digital. Lo que comunicamos ahora y todos en el mundo de la Iglesia debe mirar los contenidos que entrega de manera digital, que es muy distinto”.

“Hay imágenes, menos texto y además debemos mantener la atención de los seguidores. Son muchas las variables que se deben manejar -destaca Alliende-. Y como Iglesia en Chile lo estamos recién aprendiendo”. 


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