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Conocer las fases del ciclo menstrual puede cambiarte la vida

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Mathilde De Robien - publicado el 22/10/19
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Muchas mujeres se agotan a fuerza de negar los cambios que experimentan mes a mes. Muchas realizan sobreesfuerzos cuando su cuerpo les invitan periódicamente al reposo. Sin embargo, conocer y respetar el ciclo menstrual significa aceptarse tal y como somos para finalmente ganar en resistencia y eficacia.

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Ya no me sorprende estar unas veces enfadada, otras triste y otras llena de energía. ¡Sé por qué es y, sobre todo, cuándo! Qué alegría comprenderse una mejor y así conocerse mejor”, confiesa Nadège, después de haber seguido la formación en línea de Kiffe ton cycle.

No hace falta ser un psicólogo perspicaz para darse cuenta de que el humor de las mujeres es más parecido a una montaña rusa que a una autopista bien recta. Y con razón, porque la mujer es, por naturaleza, cíclica.

En 30 días, una mujer puede pasar de un periodo de intensa creatividad a un abatimiento abismal, de una eficacia todoterreno a una lasitud insuperable, de una autoestima imperturbable a una gran emotividad.

El motivo reside, en gran parte, en su ciclo menstrual. Sin embargo, en vez de sufrir esas variaciones hormonales, dos expertas en la materia, Cécile Frémont, matrona, máster en Fertilidad y Sexualidad, formadora del método sintotérmico y de Trésors de Femme, y Gaëlle Baldassari, coach y autora del libro Kiffe ton cycle [“Aprecia tu ciclo”] (ed. Larousse), invitan a las mujeres a conocer su ciclo y amaestrarlo para comprender y anticiparse a su impacto sobre la vida cotidiana.

Metáforas evocadoras

“Toda mujer es capaz de habitar su cuerpo”, asegura Cécile Frémont.

“Reapropiémonos de nuestro cuerpo y no dejemos este conocimiento únicamente en manos de la ciencia y de los profesionales médicos. Porque conocer los detalles de nuestro ciclo nos permite vivir con plenitud la feminidad y aceptarnos tal y como somos”, precisa.

Para ayudar a las mujeres a comprender el ciclo femenino y sus repercusiones, estas dos jóvenes expertas utilizan unas imágenes muy evocadoras. Mientras que Cécile Frémont aborda el ciclo bajo la analogía de las cuatro estaciones, Gaëlle Baldassari lo compara a una ola sobre la que estamos llamadas a surfear.

1 – La fase preovulatoria, durante la cual el cuerpo produce estrógenos, se caracteriza por una gran energía, abundancia de ideas, de creatividad, de alegría. Es la primavera. Es el momento en que tomamos impulso antes de subirnos a la tabla de surf.
2 – La fase ovulatoria, periodo también de fertilidad, se traduce por una gran empatía, por una predisposición a la cercanía hacia los demás. Es el verano. El momento en que nos ponemos de pie sobre la tabla, resplandecemos, estamos en fuerte interacción con el prójimo.
3 – Después de la ovulación, el cuerpo produce progesterona, es el otoño. La mujer está más vulnerable, cansada, con una tendencia a la ira o a un estado depresivo. Es el momento en que descendemos por el tubo de la ola, cuando vemos las cosas de manera más sombría.
4 – Por último, la menstruación llama al reposo, a cuidar de una misma en el periodo de mayor fragilidad. Es el invierno. El tiempo de descansar sobre la tabla para prepararse para la siguiente estación.

Las ventajas de conocerse

La cuestión no es quedarse dentro de la cama durante las fases otoñal e invernal, sino más bien saber bajar el ritmo llegado el momento para luego estar en la mejor forma durante las fases de primavera y verano.

“Toda la naturaleza funciona según una alternancia entre fases de reposo y fases de aceleración. La sociedad ha querido borrar esta alternancia en las mujeres y hoy vemos las consecuencias de ello en los múltiples casos de burn out. El ciclo nos invita de forma natural a seguir otro ritmo”, explica Gaëlle Baldassari.


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Aceptar nuestro ciclo resulta ser un remedio contra el burn out, pero también un medio de crecer en eficacia utilizando la energía adecuada en el momento apropiado.

Según las dos expertas, el ciclo, en su fase fértil, funciona como un trampolín: podemos apoyarnos para tomar impulso y llegar al final de nuestros objetivos, para ir más rápido, más alto. Surfear la ola.

En cambio, en los periodos no fértiles, conviene aceptar la fatiga y la vulnerabilidad en vez de rechazarlas o hacer como si todo fuera lineal.

“¡Escuchar nuestro ciclo nos cambia la vida!”, exclama la matrona. “Eso nos permite estar en consonancia con lo que vivimos en el presente y participar de la unidad de la persona que es cuerpo, alma y mente”.

También para los maridos

El último beneficio y no por ello menos importante: iniciar al marido en las diferentes fases del ciclo le permite comprender mejor a su esposa, sus cambios de humor, sus golpes de fatiga o sus arrebatos incontrolables. ¡Una herramienta de comunicación excelente para la pareja!


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