Jakeline Caal (de siete años de edad) y Felipe Gómez (de ocho años), dos pequeños guatemaltecos que murieron bajo custodia del gobierno de Estados Unidos, son los símbolos de un conflicto agravado por la retórica del muro que desea construir Trump para impedir el paso a los terroristas, los violadores, los traficantes de personas y de drogas… y a las familias que huyen de la pobreza y la violencia en Centroamérica.
Al concluir la reunión especial entre los obispos de ambos lados de la frontera de México y Estados Unidos en El Paso (Texas) junto con organizaciones católicas que trabajan con los migrantes, el obispo de El Paso, Mark Seeitz, expresó que la trágica muerte de estos dos pequeños no se puede repetir una vez más. Y agregó: “Los inocentes han muerto porque hemos hecho todo lo posible para evitar que encuentren una vida digna”.
Durante el Servicio Interreligioso de Justicia y Misericordia en la Frontera, celebrado por las comunidades religiosas fronterizas de México y Estados Unidos, una de las voces más combativas sobre el muro y la política migratoria de Estados Unidos, la del obispo Seitz, apuntó que “el desierto habla, porque en esta tierra ha caído la sangre de muchos de los que intentan pasar para encontrar una vida digna, y podemos escuchar los gritos de la tierra diciéndonos que nuestras políticas tienen consecuencias”.
Justamente, el tema de la reunión fue encontrar salidas dignas, humanas, cristianas a la “respuesta cada vez más fría” que encuentran las familias y los migrantes menores de edad como Jakeline y Felipe en la frontera de los Estados Unidos. “Las cosas hablan”, dijo el obispo Seitz, explicando que el muro que desea construir el presidente de Estados Unidos envía un mensaje fácilmente interpretado por personas de ambos lados de la frontera.
“Si nuestra comprensión de la narrativa es que estamos enfrentando a un ejército invasor del Sur, entonces tendremos gente pensando en este muro”, expresó el obispo Seitz a Catholic News Service. “Pero si entendemos que la gran mayoría de quienes quieren cruzar son simplemente personas que buscan salvar sus vidas, las vidas de sus hijos, entonces este muro se convierte en un signo terrible de intransigencia, de corazones cerrados del rechazo de personas en necesidad”.
Y remató el prelado estadounidense en cuya diócesis operan alrededor de quince albergues operados por organizaciones religiosas de todas las denominaciones para recibir, hospitalariamente, a los migrantes diciendo que la narrativa y el mensaje del muro”es exactamente lo contrario de los mejores impulsos que han construido nuestro país desde un principio”.
Agresiones sexuales contra menores
Por otra parte, un informe del portal Axios denota que hay muchas denuncias de menores migrantes no acompañados que, presuntamente, sufrieron abusos sexuales mientras estaban bajo custodia de Estados Unidos. El informe se basa en documentos del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) entregados al portal por la oficina del representante demócrata del Distrito 22 de Florida, Ted Deutch.
Los números de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados del HHS muestran que desde octubre de 2014 hasta julio de 2018 se recibieron 4.556 quejas, mientras que el Departamento de Justicia de Estados Unidos recibió 1.303 quejas que incluyen 178 denuncias de abuso sexual a menores de edad por parte de personal adulto. Estos datos fueron solicitados al HHS por el Comité Judicial de la Cámara de Representantes y entregados en enero pasado.
“Este comportamiento es despreciable, desagradable, y esto es solo el comienzo de las preguntas que el HHS tendrá que responder sobre cómo manejan esto y lo que está sucediendo en estas instalaciones”, dijo Deutch a Axios. En su respuesta, la portavoz del HHS, Caitlin Oakley dijo que la seguridad de los menores “es nuestra principal preocupación cuando administramos nuestro programa para niños extranjeros no acompañados”.
Oakley dijo que los concesionarios de refugios con licencia estatal para operarlos cuentan con estándares rigurosos establecidos por la Oficina de Reasentamiento de Refugiados en la Administración para Niños y Familias de HHS, y que, además, existen controles obligatorios de antecedentes de todos los empleados de las instalaciones.
“Estos son niños vulnerables en circunstancias difíciles, y la Oficina de Reasentamiento de Refugiados entiende completamente su responsabilidad de garantizar que cada niño sea tratado con el mayor cuidado. Cuando se hacen acusaciones de abuso, abuso sexual o negligencia, se toman en serio y la Oficina actúa rápidamente para investigar y responder”, señaló Oakley.
Sin embargo, Deutch – quien habló durante una audiencia de alto perfil en la Cámara de Representantes el martes sobre la política de “tolerancia cero” de la administración de Trump que resultó en la separación de miles de niños inmigrantes de sus padres—señaló que los documentos demuestran que en los últimos tres años, ha habido, al menos, una agresión sexual por semana a menores de edad no acompañados por parte del personal externo, contratado por el HHS.
Hoy celebramos a...