Fiel a su costumbre de enumerar propósitos, guías y enseñanza, el sacerdote oblato de la Virgen María Ed Broom publica en su blog las cinco maneras en las que este se puede convertir en el mejor de los años de nuestra vida.
El padre Broom advierte que para que esto suceda todo depende de nosotros y, desde luego, «de la asombrosa gracia de Dios».
Al umbral del Año Nuevo, ¿por qué no hacemos propuestas concretas y prácticas que no se disipen como el humo o sean arrastradas por el viento?, se pregunta (y nos inquiere) el padre Broom.
Su propuesta para el Año Nuevo será «vivir la gracia y el fruto de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio con referencia al centro de los Ejercicios: la persona de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo».
¿Cuáles son, entonces, las formas en que podemos llegar a esta relación profunda, dinámica y fascinante con Jesús el Señor?
¿Por qué no leer, meditar, rezar y tratar de asimilar estos puntos claros y concretos para la reflexión?, subraya el sacerdote estadounidense.
He aquí los cinco caminos que este año pueden llevarnos a esa felicidad que tanto anhela el corazón humano:
No al pecado

Al hacer un compromiso firme y decidido a decir «no» al pecado como el enemigo número uno, realmente estamos diciendo «sí» a la amistad con Jesús, el Señor.
Eso significa que cada vez que se me presenta una tentación y la rechazo voluntariamente, lo que realmente digo al rechazar esta tentación es “sí” al amor de Jesús. ¡Cuán complacido está realmente Jesús cuando rechazamos con fuerza, desde el principio la tentación!

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Leer los evangelios

Qué afortunados somos de vivir en estos días y tener acceso a la Palabra de Dios, a la Biblia y al corazón de la Biblia, los cuatro evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. En tiempos pasados, pocas personas sabían leer y las biblias eran pocas y distantes entre sí.
Nuestro desafío se presenta de otra manera sutil pero peligrosa: demasiadas distracciones en la vida moderna. Estas distracciones pueden hacer a un lado a la Persona de Jesucristo.
Caemos en la trampa de decir: «No tengo tiempo para leer y meditar sobre la Palabra de Dios». En realidad, no es una falta de tiempo, sino una cuestión de prioridades.
Nuestro Dios es un amante celoso y no tomará en segundo lugar a ninguna persona, lugar o cosa. El gran erudito de la Biblia, san Jerónimo, nos recuerda: «La ignorancia de las Sagradas Escrituras es la ignorancia de Cristo».

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En resumen, encontremos un momento, un lugar y la buena voluntad para meditar en la Palabra de Dios, preferiblemente los Evangelios todos los días, como propuesta de Año Nuevo.
Cultivar la amistad

La meditación ferviente y frecuente de la Palabra de Dios, el Evangelio y la vida de Jesús, debe transformar gradualmente nuestras vidas.
Nos daremos cuenta de una manera muy profunda que no estamos solos, nunca solos, sino siempre presentes a un Amigo; este amigo es el mejor de todos los amigos: ¡Nuestro Señor y Salvador Jesucristo!
Durante el transcurso del día y en la caminata diaria, hay que detenernos a veces para entablar una conversación amistosa con Jesús. Él nunca está ni siquiera por un instante demasiado ocupado para conversar con nosotros.

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La belleza de nuestra amistad con Jesús es que Él siempre está llamando a la puerta de nuestros corazones y simplemente tenemos que abrirnos y Él vendrá a cenar con nosotros y nosotros con Él.
Todos sabemos por experiencia -con los verdaderos amigos- que debemos gastar tiempo, energía, buena voluntad con aquellos que más amamos.
A veces fallamos a nuestros mejores amigos y ellos a veces nos fallan. No es así con Jesús; Él es fiel en todo momento, especialmente en aquellos momentos críticos en los que más lo necesitamos.

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Compartir la Perla del Precio Infinito

San Andrés, el hermano de Simón Pedro, puede servir de modelo para imitar a este respecto: comparte tu amistad con Jesús con los demás. Andrés conoció a Jesús y quedó tan impresionado por la persona de Jesús que no pudo guardarlo para sí mismo.
Corrió para contarle a su hermano Pedro, luego a Nataniel, y luego a los griegos sobre este tesoro, esta perla de precio infinito: la amistad con Jesús.

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¡Ahora es tu turno! Una forma segura de crecer en la fe es compartir la fe con los demás. Del mismo modo, una manera segura de crecer en la amistad con Jesús es compartir a Jesús con los demás.
Que san Andrés y todos los santos nos ayuden a ser como un imán humano y atraigan a otros hacia Jesús. ¡No hay mayor empresa debajo de los cielos!
Nuestra Señora, Jesús y Nosotros

El papa san Juan Pablo II en su carta apostólica La Santísima Virgen María y el Rosario nos invita a una experiencia transformadora. Es esto: meditar y contemplar los misterios del Rosario.

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Sin embargo, la gracia que deseamos rogar es contemplar el rostro de nuestro Señor y Salvador Jesucristo a través de los ojos y el Corazón de la Santísima Virgen María.
No había nadie en la tierra que conociera a Jesús, amara a Jesús o siguiera a Jesús más de cerca que Su Madre, la Santísima Virgen María.
Conclusión: para un Año Nuevo feliz

En este día, en que todos los que encontramos en la calle nos desean –y les deseamos—un feliz y próspero año, un consejo finalmente se desprende de los propósitos del padre Broom:
«Si queremos experimentar lo mejor del Año Nuevo, entonces enfoquemos nuestra mente, corazón, alma y todas nuestras energías para conocer a Jesús, amar a Jesús, seguir a Jesús, llevar a otros a Jesús y transformarnos en Jesús«.
Desde el primer saludo de la Nochevieja y la primera luz del Nuevo Año.