Suele suceder que muchos recién casados engordan poco tiempo después de la boda.
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La sabiduría popular dice que una vez casados al hombre le aparece la panza y a la mujer los rollitos. Estudios como el avalado por la Sociedad Española de Sobrepeso y Obesidad destaca que el soltero tiene más motivación que el casado para mantenerse en forma.
Es muy común que los novios, para lucir su tipo el día de su boda, realicen todo tipo de dietas y más ejercicio de lo habitual. Consiguen bajar de peso pero también suele pasar que ya con la alianza matrimonial en la mano engorden y alcancen incluso un peso más elevado del que tenían siendo solteros.
También sucede que de solteros generalmente las rutinas y obligaciones son diferentes y cambian una vez casados. Por ejemplo, si ibas al gimnasio o salías a caminar después de ir a trabajar, puede que ahora prefieras sentarte a merendar algo rico que te ha prepado tu pareja.
Quizás la alimentación que lleva tu esposo/a es completamente diferente a la tuya y tenga horarios distintos. Una vez juntos ocurre que uno de los dos para complacer al otro se amolde a su forma de alimentación, cambiando su dieta ya sea más o menos saludable.
Comienzan rutinas nuevas que pueden no ser muy sanas, como salir a comer afuera, quedarse en casa y pedir algo para comer o picar algo mientras ven acurrucados una película en el sofá y, ya sabes, los snacks, los refrescos, las bebidas alcohólicas, las pizzas tienen un alto índice de calorías.
Por otra parte, a partir de los 30, cambia el metabolismo. Tendemos a acumular más grasa que a los 20 años, por lo que es importante mantener una alimentación saludable y evitar el sedentarismo para que este efecto no se multiplique luego de casados.
También el componente anímico puede influir, ya que el matrimonio produce una sensación de tranquilidad lo cual mejora el apetito y la asimilación de los alimentos ingeridos.
No obstante, puede pasar lo contrario. El matrimonio no es sinónimo de sobrepeso u obesidad. Un ejemplo de ello, es cuando a ambos le gusta cuidarse, el deporte y adoptan rutinas y estilos de vida saludables.
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Algunos consejos para llevar juntos un estilo de vida saludable desde el comienzo:
- Comunicación y metas en común: Pónganse de acuerdo en los hábitos saludables que pueden realizar en su vida de casados, plantearse metas en común. Como puede ser bajar de peso o no aumentar.
- Planificar: armar juntos un menú semanal, balanceado en base a las preferencias de ambos (para asegurarse que la comida sea balanceada es dividir el plato en cuatro, la mitad del plato la debe ocupar los vegetales ya sean cocinados o en ensaladas, la segunda mitad del plato la deben compartir las harinas y las proteínas), elaborar una lista de compras y evitar no salirse de ella.
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- Buscar actividades en común: salir a caminar, o ir al gimnasio u otra actividad física que les guste a ambos y que puedan disfrutar de hacerlas.
- Comer saludable: preparando los alimentos juntos, haciendo la selección de alimentos en base a lo que les gusta, pero sano. Con la comida casera se aprende y se se controla el tamaño de la porción y la cantidad de grasa y azúcar que se le añade a la comida.
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- Comer fuera y sano: escoger lugares que ofrezcan opciones saludables, como por ejemplo comidas asadas o cocinadas sin grasas agregadas, porciones pequeñas, si son muy grandes compartirlas o separar para llevar a casa.
- Respetar los tiempos: si tu pareja no está lista para hacer cambios en sus hábitos alimentarios, sé paciente, cada uno tiene un tiempo diferente para adaptarse a los cambios. Estos no son fáciles, pero puede comenzar con pequeñas modificaciones que ya hacen la diferencia. Puedes ayudar respetando sus tiempos sin juzgar e intentando influir de una manera positiva y motivando.
- Hacer planes sin comida de por medio: buscar distintas rutinas o actividades que les gusten a ambos pero que no se relacionen siempre con la comida.
¿Por qué no intentar ser una pareja enamorada, saludable y feliz? Desde el inicio del matrimonio debemos ser conscientes de la importancia de llevar la vida en pareja creando buenos hábitos, cuidando nuestro bienestar y salud, así como la de nuestra pareja.
La obesidad no es buena para ninguno de los dos, es un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, pero esto no tiene por qué ocurrir si tomamos buenas decisiones de principio.