¿Es tu hijo el Dumbo de la clase? Así crecerá en autoestima

En casi todas las familias y aulas hay algún niño o niña que no responde a lo que habitualmente hacen los de su edad o los de su clase: el que se pasa horas y horas leyendo libros, el que es patoso en deporte, el que no pronuncia bien un sonido, el que no juega a lo que juega el resto, el que parece que se queda embobado mirando las musarañas, el que prefiere andar entre mayores…

Si no se le da bien una actividad que los otros hacen habitualmente, aquella diferencia puede convertirse en un serio problema. Y podemos encontrarnos enseguida con que tenemos un Dumbo en clase.

¿A qué llamamos situación de Dumbo? A la situación de un menor que no encaja al cien por cien con los de su entorno. El personaje de Dumbo era un pequeño elefante con unas orejas enormes, que hacían que todos se burlasen de él en el circo donde vivía. Dumbo vivía sumido en la tristeza hasta que descubrió que las orejas podían servirle de alas y eso le convertía en la estrella del circo.

A raíz de la versión cinematográfica de este clásico de Disney que el director de cine Tim Burton estrenará en 2019, podemos plantearnos qué hacer cuando nos encontramos ante una situación similar en la vida real: la escuela y la familia, sobre todo.

Son niños especiales

Los Dumbo son niños especiales y eso requiere, por parte de los educadores, una mirada distinta. Hay que saber ver más allá de sus defectos y descubrir sus cualidades. Eso es lo que propone la experta María Zabay, periodista y autora del libro “Todos contra el bullying”, quien explica así la receta para que los niños diferentes no acaben siendo víctimas del acoso escolar.

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Tal vez detrás de un niño al que no se le da bien el deporte hay un gran cerebro matemático. O el que parece que se emboba con las musarañas puede tener una mano excelente para el dibujo o ser un pequeño filósofo. A veces puede ser motivo de burla una niña vellluda o que lleva brackets, como Betty la Fea.

También el cuento del Patito Feo, de Hans Christian Andersen, habla de un pequeño que no era agraciado físicamente pero con el tiempo se descubre que es un cisne. Es una historia universal que se ha repetido a lo largo de los siglos; la del alumno que tenía pocas habilidades en un terreno y acaba siendo un genio en otro.

“Empoderarlos y que conozcan a otros niños como ellos”

“A los niños especiales hay que empoderarlos, detectar esas facetas en las que son fuertes y lograr que se reúnan con niños que también tengan esas mismas habilidades. Por ejemplo, si a un niño no le gusta el fútbol pero sí el ajedrez o la natación, búscale la federación o el club para que pueda divertirse y competir en eso con otros niños. Los niños en riesgo de acoso descubren entonces que tienen otras fortalezas“, explica Zabay.

En esos procesos es esencial que el niño se sienta querido tal y como es, que pueda confiar en sí mismo porque ve que sus papás y sus hermanos confían en él, además de sus educadores.

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