El evangelista Marcos nació en una familia hebrea acomodada. De él sabemos solo lo que narran los Hechos de los Apóstoles y algunas cartas de san Pedro y de san Pablo.
No fue discípulo de Jesús, aunque algún investigador cree que fue el joven, hijo de la viuda María, que siguió a Jesús después de ser arrestado en el huerto de Getsemaní.
San Marcos conoció a san Pablo en Jerusalén. Viajó con él a Chipre y, más tarde, a Roma.
En el año 66, san Pablo escribe a Timoteo desde una cárcel romana: "Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio" (2 Tm 4,11).
Una vez en Roma, se puso al servicio de san Pedro, quizá porque ya había sido ejecutado san Pablo. El primer papa lo cita en sus cartas y habla de él afectuosamente:
"La iglesia en Babilonia, que ha sido elegida como ustedes, los saluda, lo mismo que mi hijo Marcos".
Gracias a la proximidad con san Pedro pudo transcribir su predicación y de ahí surge su evangelio. Por esta razón se le llama "el taquígrafo de san Pedro".
Escribió en griego, la lengua que más se hablaba en aquellos tiempos, para difundir el cristianismo con mayor rapidez.
Aparece también en los Hechos de los Apóstoles (12,12), después de que Pedro saliera milagrosamente de la prisión:
"Al advertir lo que le había sucedido, se dirigió a la casa de María, la madre de Juan, llamado Marcos, donde un grupo numeroso se hallaba reunido en oración".
El evangelista Marcos murió probablemente entre los años 68 y 72, en Alejandría de Egipto.
En los Actos de Marco (del siglo IV) está escrito que un 24 de abril los paganos lo arrastraron por las calles de Alejandría, atado con cuerdas al cuello, y luego lo encarcelaron.
Allí fue confortado por un ángel. Al día siguiente sufrió él mismo martirio y murió. Su cuerpo fue rescatado por cristianos y sepultado en una gruta.
San Marcos está ahora sepultado en Venecia, en la basílica dedicada a él, porque dos mercaderes venecianos trasladaron allí el cadáver desde Egipto.
En Roma, por su parte, existe una basílica justo en el lugar donde se cree que estuvo su casa.
Algunas reliquias de este evangelista también se encuentran en la catedral de san Marcos, en El Cairo. Es la sede del patriarca copto ortodoxo.
Iconografía
A san Marcos se le representa como un león en la iconografía cristiana porque se le identifica con la figura de este animal que aparece en el Apocalipsis de san Juan, al describir a los cuatro evangelistas.
Santo patrón
San Marcos es también patrón de los notarios, los vidrieros y los ópticos. También es patrón de la ciudad de Venecia.
Oración
Oh santo justo y protector,
bendito San Marcos de León,
Tú que evitaste la desgracia del dragón,
tú que a pesar de tus propias flaquezas
y confiado en la gracia y fortaleza del Señor,
con humildad y firmeza sometiste fieras y enemigos,
te ruego confiadamente: amansa los corazones,
los malos sentimientos y los malos pensamientos
de todo aquel que contra mí esté,
de todo aquel que mi mal y ruina quiera, piense o desee.
Paz, paz, Cristo, Cristo, Dominum.
Paz, paz, Cristo, Cristo, Dominum Nostrum.
Con tu fuerza y poder
y con la ayuda de San Juan y del Espíritu Santo,
si ojos tienen, no me miren
si manos tienen, no me toquen
si lenguas tienen, no me hablen,
que con los hierros que tengan, a mí no me hieran,
Ayúdame con tu mediación a: (hágase la petición)
Paz, paz, Cristo, Cristo, Dominum.
Paz, paz, Cristo, Cristo, Dominum Nostrum.
San Marcos de León,
así como calmaste la sed del León
y a tus pies dominado se quedó,
calma mis adversarios y a todo el que busque mi mal,
véncelos para que no puedan dañarme,
amánsalos, que no se acerquen a mí,
domínalos, para que no lleguen hasta mí.
Paz, paz, Cristo, Cristo Dominum Nostrum
Mis enemigos son bravos como el León,
pero amansados, rendidos y dominados serán
por San Juan y el poder de San Marcos de León.
Paz, paz, Cristo, Cristo, Cristo, Dominum Nostrum
Así sea.
(Rezar tres Credos, Padrenuestro y Gloria).