La medida hasta ahora no ha logrado los objetivos esperados
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Pasaron más de dos meses desde que el presidente de Brasil, Michel Temer, decretara la intervención militar en la famosa ciudad de Río de Janeiro, pero los resultados, de momento, no parecen ser alentadores.
En los últimos días se dieron a conocer los detalles del informe elaborado por el Observatorio de la Intervención, presentado por la Universidad Cándido Méndes, en el que se confirma el aumento de la violencia. “A la deriva, sin programa, sin resultados y sin rumbo”, es el nombre del trabajo que señala que “en los primeros 60 días de ocupación militar hubo 1.502 tiroteos contra 1.299 ocurridos en los dos meses anteriores”, reproduce ANSA.
La propia investigadora y coordinadora de este informe, Silvia Ramos, salió a describir a través de una rueda de prensa este particular escenario vinculado a la presencia militar en las favelas de Río de Janeiro y dejar en claro el aumento de tiroteos, así como la persistencia de matanzas de presuntos paramilitares y asesinatos sin esclarecer como el de la concejala Marielle Franco.
“Lo que ocurrió en estos dos meses (…) no resolvió el problema y trajo nuevos problemas”, reivindicó Ramos, prosigue ANSA, quien también subrayó que, si ben la presencia de militares en la zona puede tener un efecto visual, ni bien se repliegan el control de las favelas vuelve a manos del crimen organizado.
Y los números fríos así lo demuestran: en dos meses murieron 294 civiles y 18 policías en diversos enfrentamientos, entre otras cifras que generan conmoción.
Desde diversas organizaciones sociales como Amnistía Internacional de vienen denunciando estos hechos y el carácter de la intervención, todo en medio del fuego cruzado también en lo político en una sociedad que por estos días sigue debatiendo la situación del expresidente Luis Inácio Lula Da Silva, quien está cerca de cumplir un mes de presión con el tema de la corrupción como trasfondo.
Más violencia lo único que hace es engendrar más violencia, puede quizás ser una afirmación sencilla para explicar algo que aqueja de forma compleja a miles de personas que conviven a diario con este escenario de “guerra”. En su momento el principal argumento era el de restablecer la “ley y el orden” en la ciudad, algo que por ahora parece no estar sucediendo.
Ojalá de forma acelerada el camino hacia la paz sea el único que tome fuerzas en Río de Janeiro, la “cidade maravilhosa”. La región lo necesita. Mientras tanto ahí está el Corcovado, el enorme Cristo Redentor que desde lo alto de un morro no se cansa de abrazar y acompañar el dolor de su gente.
Con información en base a ANSA