Narcotráfico, guerrilla, comercio de armas, contrabando de combustibles, los temas investigados por los periodistas de El Comercio asesinados por disidentes de las FarcLa Sociedad Interamericana de Prensa ―SIP―, la más importante organización de medios impresos de América, anunció durante su Reunión de Medio Año en Medellín, Colombia, que “el mejor homenaje a los periodistas que perdieron la vida es continuar con el trabajo de ellos en la frontera”.
Aunque no se preció qué organizaciones periodísticas se encargarán del trabajo en la conflictiva zona fronteriza ni cuando se reemprenderán las investigaciones, la SIP señaló que serán “medios de comunicación de Ecuador y Colombia [los] vamos a continuar el cubrimiento sobre la situación de orden público en la frontera común”. De igual manera, indicó que habrá “un proceso de acompañamiento y observación” al equipo de trabajo de periodistas que se creará con el propósito de «investigar y difundir la realidad de la frontera colombo-ecuatoriana».
¿Qué investigaban?
Los informadores asesinados ―Javier Ortega, Paul Rivas y Efraín Segarra― habían llegado el 26 de marzo a la región de Mataje, en la provincia de Esmeraldas, para investigar sobre las acciones terroristas atribuidas por las autoridades ecuatorianas al Frente Óliver Sinisterra, una disidencia de la guerrilla colombiana de las FARC al mando de Walter Arizala, alias Guacho.
Entre otros hechos, los periodistas querían indagar sobre una serie de violentas acciones de este grupo contra la fuerza pública ecuatoriana desde finales de enero. El primero ocurrió cuando un carro bomba activado frente a la estación de Policía del poblado de San Lorenzo dejó 28 personas heridas. A este caso se sumaron la emboscada a una patrulla del Ejército que dejó como saldo dos soldados heridos y el ataque a una base naval en Borbón, cerca de la frontera con Colombia.
Sin embargo, el hecho más grave sucedió el 20 de marzo en la zona de Mataje en donde tres infantes de la Armada murieron luego de que hombres de Arizala activaran cargas explosivas. Seis días después, el periodista Ortega, el fotógrafo Rivas y el conductor Segarra fueron secuestrados, encadenados y asesinados a balazos por delincuentes que la Sip no dudó en llamar narcoterroristas.
El Frente Óliver Sinisterra se declaró en disidencia de las FARC por no compartir los acuerdos de paz suscritos en 2016 por el Gobierno de Colombia con la cúpula de esta guerrilla. Sin embargo, fuentes militares colombianas afirman que la verdadera razón para que el Guacho no acogiera los pactos que permitieron el reintegro de las FARC a la vida civil fue su propósito de continuar con el tráfico de cocaína en un corredor estratégico para el tráfico de cocaína hacia Estados Unidos y Centroamérica desde el Pacífico. Asimismo, se asegura que este grupo ―integrado por menos de cien hombres― está comprometido en otros delitos como tráfico de armas y comercio ilegal de combustibles.
Por su parte, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, admitió este domingo ante la Sociedad Interamericana de Prensa que los periodistas de El Comercio, tal como lo afirmaba el gobierno de Ecuador, sí fueron asesinados en territorio colombiano. Al clausurar el encuentro de la SIP, el mandatario informó que alias Guacho fue declarado objetivo de alto valor por parte de las fuerzas militares y anticipó que así como sucedió con otros delincuentes, “más temprano que tarde va a caer, y se hará justicia”.
Mientras tanto, el Comité Internacional de la Cruz Rojas sigue a la espera de que los autores de este crimen condenado por la comunidad internacional, los presidentes de América y personalidades como el papa Francisco, indiquen dónde están los restos mortales de los comunicadores para recuperarlos y trasladarlos hasta Tumaco. En esa ciudad del Pacífico colombiano serán identificados por un equipo del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses que luego dispondrá su entrega a las autoridades ecuatorianas.