¿Trabajas y no llegas a final de mes? ¿Vas cansado y no rindes? ¿Las cosas no salen como esperabas y estás en un círculo vicioso?
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Si te sientes cansado; si llevas una temporada que parece que vas más lento y que para obtener el mismo resultado has de esforzarte mucho más; si te preocupa que lo que hagas no tenga el beneficio económico que esperabas; si te cuesta llegar a final de mes a pesar de que te rompes la espalda trabajando, entonces bienvenido a la experiencia del trabajo.
El trabajo nos aporta éxitos y satisfacciones, pero también fatiga y desánimo. Estamos avisados, porque ya desde Adán y Eva parece ser que la vida va cuesta arriba. ¿Qué hacer, entonces? ¿Gritar “paren el mundo, que me bajo”?
Y si hay épocas en que nos fueron bien las cosas y ganábamos dinero, también es posible que haya una etapa en la que se haga más duro llegar a los buenos resultados. Los trabajadores autónomos y sus interminables pagos de impuestos, los plazos de estudio para unas oposiciones, una hipoteca que nunca se acaba de saldar…
Para aquellos que se encuentren “desfondados”, que les falta fuelle, que están cansados y tentados de tirar la toalla, seguro que anima una cita de película, nada menos que de “Gladiator”. Máximo Décimo Meridio, un general hispano del ejército del Imperio romano, ha sido traicionado por Cómodo y se ve, de la noche a la mañana, esclavo. Su único modo de sobrevivir es ser gladiador. Pero ante la situación tan horrible que le ha sobrevenido, responde con fortaleza: “No nos ocurre nada que no estemos preparados para soportar”.
Si parece que el trabajo no cunde y que no nos rinden las cosas como deberían, es el momento de hacer un alto en el camino y sujetarse bien a estos 7 anclajes:
- Mantener la rectitud de intención. Preguntarme “yo, ¿para quién o para qué trabajo?”. ¿Para tener éxito y subir mi ego? Además de ganar dinero, ¿trabajo para sostener a mi familia? ¿Lo hago por un sentido superior, porque creo que con el trabajo hago un mundo mejor y contribuyo al bien de las personas y la sociedad? Entonces un bajón es solo eso: un episodio.
- El amor a la familia. Cuántos héroes de la Historia han dado lo mejor de sí por sus familias. Pensar en los tuyos te ayudará a salir del agujero. Colócate una fotografía en el lugar de trabajo o en el escritorio del pc. Más que nunca, interésate por las cosas de los de tu casa y vuelca tu cariño en ellos. Estos días de cansancio desgrana tu amor en cosas pequeñas: servir el agua y el pan en la mesa, dejar el baño impecable, una caricia…
- Fortaleza con espíritu deportivo. Los deportistas saben que hay que superar los momentos de bache entrenando más fuerte. Levantarse e intentarlo de nuevo.
- Madurez. Implica asumir los malos momentos como algo propio de la vida y como un paso para crecer. Quizá es hora de pedir opinión a algún experto de confianza por si nos hemos equivocado de ruta o podemos mejorar nuestro sistema de trabajo.
- Creer en uno mismo. Derrumbarse es no ser objetivo. Hay que saber situar cada cosa en su sitio y otorgar a los problemas su importancia. Una vez hecho eso, hay que “llenar el pozo”, recordarse de nuevo (y si es preciso, escribirlo) todo los valores positivos que uno tiene. Repasa las fortalezas personales y las oportunidades. Seguro que con el cansancio se te estaban olvidando.
- Apuesta por el proyecto personal y familiar. Vuelve a tu esencia. Si estás en una mina y solo tienes el casco, es el momento de enfocar con la luz. Con eso bastará para que te guíes. No renuncies a tu proyecto personal ni familia por una etapa difícil, porque no sería proporcional. Piensa en grande, “respira con los dos pulmones” y es posible que al describir cómo es tu horizonte con el que sueñas encuentres alguna clave para desencallar el presente.
- ¿Te gustaría descansar pero ni tiempo tienes para eso? Te confortará la frase de Aníbal: las batallas las ganan los soldados cansados.
Y buen humor
Junto con estas 7 claves, no puede faltar algo importante en tus días de cansancio del trabajo: el buen humor. Si rompes algo, si te olvidas de grabar los cambios en un documento… entrégate interiormente un premio al mejor patoso del año. No olvides que los que conviven contigo o trabajan a tu alrededor seguramente están sufriendo al verte mal. Que seas capaz de sonreír en un momento así alivia mucho.
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