«Alguno se comporta con la corrupción como con las drogas: piensa de poderlas usar y dejarlas cuando quiere», pero acaba absolutamente dependiente. Lo dijo Francisco durante el Ángelus, comentando la parábola evangélica del administrador corrupto y explicando que «a tal astucia mundana», hay que «responder con la astucia cristiana». Se trata de alejarse «del espíritu y de los valores del mundo, que tanto le gustan al demonio, para vivir según el Evangelio». La mundanalidad, explicó, «se manifiesta con actitudes de corrupción, de engaño, de prepotencia, y constituyen el camino más equivocado, el camino del pecado, a pesar que ése sea el más cómodo a seguir». El recorrido de la vida, añadió Francisco, implica «una elección entre estos dos caminos: entre honestidad y deshonestidad, entre fidelidad e infidelidad, entre egoísmo y altruismo, entre el bien y el mal. No se puede oscilar entre la una y la otra, porque se mueven sobre lógicas diversas y contrastantes».
El Papa también propuso la comparación entre la corrupción y la dependencia de las drogas: «Alguno se comporta con la corrupción como con las drogas: piensa de poderlas usar y dejarlas cuando quiere. Se comienza con poco: un manojo de aquí y una coima de allá… Y entre esta y aquella lentamente se pierde la libertad. También la corrupción produce dependencia, y genera pobreza, explotación, sufrimiento. ¡Y cuantas víctimas existen hoy en el mundo! Cuántas víctimas de esta difundida corrupción». Y después anunció que mañana se dirigirá a Asís, para participar en el Encuentro de oración por la paz que comenzó ayer por la tarde. En este encuentro, organizado por la Comunità di Sant’Egidio, a treinta años del histórico encuentro que quiso san Juan Pablo II en 1986, participan cientos de representantes de diferentes religiones del mundo. Bergoglio invitó a «las parroquias, a las asociaciones eclesiales y a cada uno de los fieles del mundo a vivir ese día como un día de oración por la paz», porque, explicó, «hoy más que nunca necesitamos paz en esta guerra que está por todas partes en el mundo». Así, el martes, «todos unidos en oración: cada uno se tome un tiempo, lo que pueda, para rezar por la paz. Todo el mundo unido».
Francisco suspendió las visitas en Italia durante el Jubileo, pero anunció hace algunas semanas que habría participado en el encuentro de Asís. No solo para conmemorar el gesto de Wojtyla, sino para subrayar la urgencia, para los creyentes de todas las religiones, de dialogar y cancelar cualquier justificación religiosa del abuso del nombre de Dios, invocado por quienes cometen actos de terrorismo, violencias o persecuciones.
Este artículo fue publicado en la edición de hoy del periódico italiano «La Stampa»