San Ireneo recibió amplia educación en Smirna (en la actual Turquía). Conocía la literatura y la filosofía griega. Fue discípulo de san Policarpo, obispo de aquella ciudad quien a su vez había sido discípulo del apóstol san Juan.
Hay constancia de que en el año 177 era presbítero en Lyon (en la actual Francia) y más tarde fue ordenado obispo del lugar.
En aquel tiempo, era la ciudad romana más importante de las Galias puesto que los comerciantes orientales transportaban sus mercancías por el Mediterráneo y empleaban el río Ródano como acceso fluvial hasta Lyon. Ese era un nudo comercial para toda Europa y sirvió para expandir el cristianismo.
Durante la persecución desatada por el emperador Marco Aurelio, se mostró confesor de la fe en territorio galo. Esto hizo que fuera enviado a Roma para una delicada misión, que consistía en pedir al papa Eleuterio el perdón para los herejes montanistas de Frigia (también en la actual Turquía).
Mientras él estaba en Roma, fueron martirizados el obispo de Lyon san Potino y otros cristianos. De ahí que, a su regreso, Ireneo ocupara la sede vacante.
Preocupado por evangelizar y llevar la paz a todos, hablaba en celta en vez de su lengua madre, el griego, para que le comprendieran más rápidamente. También se le encargaron otras delicadas misiones.
Este santo es Padre de la Iglesia. Su obra teológica es muy importante.
Un tratado que desmenuza el gnosticismo
Fue crucial su refutación del gnosticismo, que en el siglo II era uno de los grandes peligros de la fe cristiana.
El gnosticismo era (y sigue siendo) una doctrina esotérica y herética que afirma que la persona es capaz de llegar con sus solas fuerzas a conocimientos secretos que le llevan a la salvación: esto se produce sin necesidad de la gracia de Dios ni de la Iglesia. Tiene el atractivo de lo misterioso pero deriva en el orgullo intelectual y una vida sin Dios.
San Ireneo vio que el gnosticismo era el gran enemigo de la fe, estudió a fondo todas las escuelas gnósticas y escribió un tratado en cinco libros. En él presenta los dogmas gnósticos y luego los rebate con las enseñanzas de los Apóstoles y los textos de las Sagradas Escrituras.
Su objetivo, como él mismo afirmaba, era “desenmascarar a la zorra” y evitar que los cristianos se contaminaran de este error.
San Ireneo de Lyon escribió en griego, pero muy pronto fue traducido al latín y su obra se divulgó de modo que se atajó el gnosticismo como peligro grave para la fe de los cristianos. El tratado ha llegado completo hasta nosotros en su versión latina.
También se conserva la Prueba de la predicación apostólica, que se descubrió en 1904 en una versión en armenio. En ella aparecen ideas fundamentales sobre el Antiguo Testamento en relación con el Nuevo. Se habla, por ejemplo, del paralelismo entre Adán y Jesucristo y entre Eva y María.
No hay certeza de que fuera martirizado y de su muerte solo sabemos que ocurrió en torno al año 202.
En la Iglesia católica la fiesta de san Ireneo de Lyon se celebra el 28 de junio. El papa Francisco lo proclamó Doctor de la Iglesia el 21 de enero de 2022.
Oración
Señor, Dios nuestro, que hiciste que tu obispo san Ireneo mantuviera incólume la doctrina y la paz de la Iglesia, concédenos, por su intercesión, renovarnos en fe y en caridad y trabajar sin descanso por la concordia y la unidad entre los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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