El asesinato del “Padre Nachito” reaviva la alarma en México

La nación mexicana se ha vuelto a teñir de sangre con el asesinato de un sacerdote.  Cuando parecía que iba disminuyendo el número de presbíteros asesinados –hay que recordar que en 2007, México ocupó el primer lugar en el mundo en este tristísimo renglón—, el asesinato del “Padre Nachito” vuelve a encender los focos de alarma en el país azteca.

La última Misa

La diócesis de Ensenada –en el Estado mexicano de Baja California– está de luto, la noche del domingo 21 de julio fue asesinado el párroco Ignacio Cortez Álvarez, también conocido como el "Padre Nachito".  Este muy querido sacerdote de la diócesis de Ensenada tenía  56 años y era el párroco del Templo de María Auxiliadora, en El Sauzal de Rodríguez.

El “Padre Nachito" celebró su última misa a las cinco de la tarde del pasado domingo 21 de julio, para después quedarse solo en la casa parroquial donde descansaba tras una agotadora jornada dominical.

Justamente fue en el perímetro de la casa parroquial donde, suponen las autoridades policiacas de Baja California, fue atacado en el transcurso de la noche del 21 al 22 de julio. El sacerdote fue asesinado con un objeto punzocortante dentro de una vivienda contigua a la parroquia, donde falleció a causa de múltiples lesiones evidentes en tórax, abdomen y espalda, según informó la subprocuraduría de Justicia del Estado, zona Ensenada.

Robo con violencia

Fieles que se reunieron afuera del templo de María Auxiliadora, comentaron que habitualmente el párroco viajaba en su vehículo hacia el municipio de Tijuana para visitar a su madre, debido a que el lunes descansaba.

Vecinos de El Sauzal de Rodríguez dijeron que la parroquia María Auxiliadora había sido blanco constante de distintos robos, que iban desde el hurto de limosnas, hasta figuras de santos, por lo que comenzaron a cerrar sus puertas al término de cada celebración eucarística. 

El móvil del homicidio podría ser un robo con violencia, debido a que la habitación del sacerdote estaba complemente revuelta, faltaban sus pertenencias, dinero, asimismo una camioneta marca Toyota, color blanco.

No es la primera vez que la diócesis enfrenta la desaparición de sacerdotes; hace un año el sacerdote franciscano Javier Gómez Martínez desapareció cuando salió de su parroquia rumbo a la sierra de San Pedro Mártir y ya jamás volvió.